Buenos días, de nuevo te veo por aquí, será porque te gusta lo que te cuento sobre los inquilinos del lugar, me alegro sobremanera, como ves no soy un felino cualquiera, pues soy capaz de almacenar gran cantidad de hechos y recuerdos sobre casi todos los enterramientos que hay aquí. Como verás, la mayoría acarrea una gran cantidad de pecados en sus alforjas, mortales, veniales y capitales y de cualquier otra categoría. Hoy nos vamos a centrar en el pecado de la vanidad, un pecado que nos ciega y no nos deja ver el peligro constante que nos suele acechar, pero vayamos con la historia… Era la persona más sana del mundo, ávido lector de todas las revistas médicas y paramédicas que pudiera encontrar en quioscos y librerías, la nutrición no tenía secretos para él, su nevera y su despensa, rebosaban alimentos naturales, biológicos y provenientes directamente del agricultor, pero no de cualquier destripaterrones, tenía que tener el agro, perfectamente homologado en materia de cultivo respetuoso con el ambiente, sin semillas transgénicas, ni insecticidas o plaguicidas ecológicos, abonos y fertilizantes exclusivamente orgánicos, en resumen, nada que no fuera capaz de alimentar a un ángel del cielo que viniera de visita, sería deglutido por aquel templo salutífero. Lógicamente cultivaba los músculos de su cuerpo, dándole un ejercicio perfectamente adecuado y controlado, nunca iniciaba el mínimo esfuerzo sin estar conectado a su pulsímetro, podómetro y otros aparatos de difícil definición y complicado uso, creo recordar que también llevaba un reproductor portátil de música Todos estos esfuerzos consiguieron que fuera denominado “el bello Lucas” por el género femenino que suspiraba por sus huesos, era el perfecto don Juan, aunque por escasez de tiempo, entre ir al trabajo, ir a su gimnasio, al herbolario, clases de cocina sana y otros menesteres, no solía tener mucho tiempo para salir con chicas, cosa que de momento no le preocupaba. Hasta que apareció ella en su vida, no sabía de qué manera se acopló a su lado, si, acopló era la palabra para definir el principio de su relación, ella sabía todo sobre él, sus gustos sus aficiones, hasta su horario cotidiano, ella era mayor que él, la barrera de los cuarenta ya la había sobrepasado, a él no le importó, cuanto más ella rápidamente confesó su más que boyante estado financiero, pertenecía a una familia de rancio abolengo, próceres, militares, científicos y arquitectos, blasonaban el árbol genealógico. En la actualidad, el más renombrado era su hermano, celebérrimo cirujano especialista en transplantes. No le importó que ella tomase la delantera respecto a su relación, no tenía muy claro que aquello fuese amor, pero el poder pertenecer a aquella afamada familia, más el aliciente de una vida regalada a su lado, le convencieron que lo mejor era dejarse llevar. No pasó mucho tiempo hasta el día en que celebraron sus esponsales, la prensa de entonces se hizo eco del himeneo de la bella señorita, ya entrada en años y su persona, calificado por los medios como un cazafortunas, un plebeyo sin apenas medios de vida, que difícilmente sin el apoyo de la familia de ella, podría sustentar a su pareja. Ese fue el comienzo del fin, el nunca se dio cuenta de lo que se le venía encima. Una noche, al poco de la boda, ella le preparó una cena especial, muy romántica, con los platos que ella sabía que eran sus favoritos, debajo de su copa de zumo, el encontró un forfait a su nombre en Baqueira. - Cariño, muchas gracias, con lo que me gusta el esquí, pero ¿por qué, qué es lo que celebramos hoy? - Celebramos que es un día muy especial. - ¿Sí? ¿Y qué día es ese? - Tú relájate y tómate todo el zumo, no tardarás en enterarte. Poca consciencia tuvo desde entonces el desgraciado, lo siguiente que vislumbró, fue una potentísima luz que le daba en los ojos y la sensación de hallarse desnudo y amarrado sobre una mesa. - ¿Qué ha ocurrido? - Nada, relájate cuñado, que esto va rápido, no te vas a enterar que llegas al cielo. A su lado vio algo más, su amada, se encontraba en su misma posición en otra mesa perfectamente iluminada, rodeada de aparatos médicos. - Pero… ¿Y ella? ¿Por qué está así? ¿Le ha ocurrido algo? - No te preocupes, te hago partícipe del secreto de familia, hace poco que descubrimos que padecía una malformación congénita en el corazón, nada que preocuparse si se le hacía un transplante en poco tiempo, justo el que necesitábamos en hallar al donante adecuado, hoy vas a hacer el acto de amor más sublime que existe, ella va a vivir gracias a tu corazón. - Pero entonces yo… - Nada, no te va a pasar nada, tu que estás tan sano, seguro que sobrevives sin corazón. - ¡Suéltame! O lo pagarás muy caro. - Tranquilo, como médico tuyo que soy, te aconsejo que te tranquilices, te va a subir la tensión y eso es malo para la salud, además, ya te tiene que estar haciendo efecto la anestesia, bueno, duérmete, duerme, duerme, duer… …………………………………………………
La prensa le sacó mucho jugo a la tragedia acaecida, Mientras la recientemente casada Sra. M… estando convaleciente de una penosa enfermedad que la tenía postrada en la cama, su esposo, el conocido playboy Lucas R… se encontraba esquiando en la estación de esquí de Baqueira, tuvo un desgraciado accidente cuando esquiaba, yendo a chocar contra una máquina quitanieves, cuyas cuchillas le provocaron terribles heridas por todo el cuerpo, falleciendo en el acto, su entristecida viuda, no pudo asistir al sepelio, presidiendo este el afamado cirujano Sr. L… hermano político del finado.
En fin, te aconsejo que no desdeñes a partir de ahora la comida basura, a veces la salud puede traer desagradables efectos secundarios.