Revista Talentos

El arte de la distracción

Publicado el 13 enero 2012 por Beatrizbeneitez
Beatriz Benéitez Burgada. Santander¨Tienes que comer porque los  niños de Africa no tienen nada ¿Tú sabes lo que les gustaría poder comerse tu plato de pescado?¨ Pues yo se lo regalo pensaba. El de hoy, el de mañana, el de pasado... Era un infierno. La comida se quedaba seca de darle vueltas en la boca y no había quien la pasara. Tampoco tenía habre así que, podía comer lo que me gustaba mucho (que eran más bien pocas cosas). De las demás... podía prescindir. Y lo peor de todo... ¡es que había que comer muchas veces al día! Conseguías terminar con el episodio de la comida, y al rato estaba tu madre con la merienda en la mano, y luego la cena, y al día siguiente vuelvo a empezar.
Ahora me río, pero... comprendo que para ella sería tan difícil como para mi. Y desesperante. Y eso que no sabía ni la mitad de la mitad. Tenía cuatro años. En el cole había dos turnos de comedor. Yo me sentaba con los del primero y terminaba con los del segundo. Aprendí a levantarme con todo lo que me cupiera en la boca y tirarla en el baño. También descubrí que las jarras de agua (de esas como metálicas,  de color bronce con circulitos y el mando negro) no dejaban ver lo que había dentro. A veces metía filetes enteros. Una día que comí en casa, salí con una bola de carne en la boca. Fuimos a la parada, me monté en el autobús escolar y cuando, una hora después llegué al colegio, la tiré detrás de la canasta del patio. Creo que eso fue casi de record guiness.A veces tiraba trozos de fruta por la celosía de la terraza de la cocina, que caían al patio. Un día, estaba mi madre asomada por otra ventana y vio emerger de la nada una mano pequeña que soltaba algo que caía al vacío. Vino muy enfadada. Me fui a la cama castigada, claro. Bueno, mejor, por lo menos me libré de aquella pera. Para ver si comía, aunque fuera por verguenza, alguna vez me sacaban a la escalera con mi tortilla francesa. Pero me daba igual. Saludaba a los vecinos que subían y bajaban ¿Pero otra vez estás en la escalera?
Ahora, una de las peques como mejor que otra. Pero ninguna se acerca a lo que era yo. Así que sólo me queda acordarme de lo que yo sentía sentada delante de aquellos platos, tener paciencia y acordarme de todos los cuentos y canciones que pueda. La mejor táctica, la distracción. Todo un arte.

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Sobre el autor


Beatrizbeneitez 120 veces
compartido
ver su blog

El autor no ha compartido todavía su cuenta El autor no ha compartido todavía su cuenta

Dossier Paperblog

Revista