Revista Diario

El arte de la risa

Publicado el 20 marzo 2012 por Mamenod

EL ARTE DE LA RISAContar una anécdota es un arte. Igual que para la música esnecesario tener oído o para el dibujo sentir la perspectiva, para contar unahistoria hay que poseer un don con el que no todo el mundo cuenta.Contar una historia con gracia es mantener en vilo alespectador que te escucha, matizar las palabras sin cansar y dejar entrever,con la sonrisa ladeada del que guarda un secreto, que lo mejor llegará alfinal, cuando desveles con todo detalle la intensidad del momento vivido.Tengo la suerte de contar en mi entorno más cercano congrandes narradores de anécdotas. Con ellos he pasado maravillosas veladas traslas que he llegado a casa ronca y con la mandíbula dolorida a fuerza de reírmea carcajadas.Dice mi amiga Águeda (que es psicóloga y entiende de lasnecesidades del alma) que no hay mejor terapia que la risa. Esa risa sincera,sin forzar, que se te queda agarrada en la garganta y te expande desde dentroel corazón para hacerte olvidar, durante el tiempo que dura, todo el humo negroque despide a veces la vida.Reconozco que yo soy de risa fácil. No hace falta mucho parahacerme sonreír y a veces hasta me pueden las situaciones cuando no es elmomento oportuno o no estoy con la persona adecuada. Más de una vez, esta facilidad me ha puesto en algún aprietoporque como tengo la costumbre adictiva de pensar, de crear historias oatesorar posibles entradas para el blog siempre que estoy haciendo algo mecánicoo algo aburrido, hay veces, de esas en las que estoy ensimismada ordenandohistorias en la estantería coloreada del recuerdo, en las que he visto aalguien mirarme con cara de pocos amigos, preguntándose seguramente para susadentros, de qué se reirá la pardilla esta que está sentada justo enfrente.Si tuviera que recordar anécdotas contadas por otros,seguramente enseguida pensaría en uno de mis cuñados, músico de profesión,viajero de furgoneta bohemia por todos los puntos de España, con mil y una crónicaslegendarias protagonizadas por él o alguno de los miembros de su grupo. Entremis amigos, reírme, me he reído de verdad con Enrique, colega de trabajo y vecinode mesa con el que tenía que prepararme cada mañana para lo que estaba porllegar, cuando entraba por la puerta con aquello del: no te vas a creer lo queme ha pasado…Pero indudablemente,  si hay alguien de quien hablar después delpunto y aparte, esos son sin lugar a duda mi hermano y su mujer. La gracia está,claro, en conocerlos, en saber que son el día y la noche, los nervios y latranquilidad más pasmosa, Iron Maiden y David Bisbal. Oírlos contar a dúo la mismahistoria pero desde sus dos puntos de vista diametralmente opuestos, es unsofocón para ellos -más bien para ella que es la nerviosa- y un ataque de risaseguro para el que comparte reunión.Creo con toda seguridad que esos son los mejores momentosque me regala la vida. Ahí da igual quien esté al otro lado del sofá que en eseinstante nos une; el nivel económico, la belleza o la nobleza del que compartecontigo la risa. Lo importante del mensaje lo pone el ambiente distendido y unaunión que da la risa, que al igual que la tristeza es lo que nos hace a todoslos seres humanos iguales.La pena es que todo ese encanto que tiene el relato traducidoen gesticulación y miradas es muy difícil de plasmar en un papel que si  no…ya os contaría yo el concurso de anécdotasque podríamos formar en este blog. Ríanse ustedes señores. Y háganlo fuerte, desde el fondo deldobladillo del corazón. La vida no es en definitiva más que una anécdota biencontada y el humor una energía capaz de mover el mundo. Sean descaradamentefelices.
EL ARTE DE LA RISA

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