Neil Gaiman
Ilustrado por Chris RiddellTraductora Montse Meneses VilarEdiciones Destino112 páginas#prenda229
A partir de algunas de sus conferencias y artículos, El arte importa cristaliza la visión de Gaiman como artista total: una exploración sobre cómo leemos, imaginamos y creamos, y cómo el arte puede cambiar el mundo y nuestras vidas. Reúne en un solo volumen cuatro de las piezas más admiradas de Gaiman sobre el arte y la creatividad. Un manifiesto a favor de la libertad de expresión escrito tras el atentado a la revista Charlie Hebdo. Make Good Art: su popular discurso de 2012 para los recién graduados de la University of the Arts de Philadelphia. Cómo construir una silla: un poema sobre el placer de construir algo con tus propias manos. En defensa de las bibliotecas: una apasionada defensa de las bibliotecas que las celebra como lugares para formar lectores y soñadores. Acompañada de las ilustraciones de Chris Riddell, El arte importa es un estimulante legado para sus lectores sobre la importancia de la libertad de las ideas que nos inspiran para crear arte.
Esta publicación llamó mi atención desde el primer momento. Un libro ilustrado en el que se recogen pensamientos, afirmaciones, reflexiones... acerca del arte, de la imaginación, de la creación... Y no me ha decepcionado en absoluto. Se ha convertido en uno de esos tomos que releer de vez en cuando, especialmente cuando la fe en nuestra capacidad de hacer algo que merezca la pena en el ámbito creativo decaiga. Neil Gaiman nos regala una especie de manifiesto construido por una compilación de afirmaciones o reflexiones a favor del arte en el sentido más amplio de la palabra, acompañado de una ilustraciones preciosas que enriquecen su contenido aún más y evidencian a Chris Riddell como un creador de arte, de buen arte, de ese que habla Gaiman.
Un credo para empezar que nos deja las cosas clarasGaiman empieza contundente. Las primeras páginas están destinadas a que descubramos los pilares ideales sobre los que se sustenta todo el libro. Una defensa férrea de la libertad de expresión, de nuestro derecho a pensar, a crecer intelectualmente abriendo nuestra mente a nuevas ideas (propias o ajenas). Un posicionamiento claro en contra de quienes estrangulan cualquier canal a través del que fluyen la imaginación, el inconformismo; la libertad de pensamiento, palabra y obra.
Por qué nuestro futuro depende de todo eso que adoro
Gaiman lo tiene claro, nuestro futuro depende de las bibliotecas, de la lectura y de soñar despiertos. Y a mí, me han hecho los ojos chirivitas cuando he leído tal afirmación. Tras conocer su credo, es fácil sacar esta conclusión, pues nos presenta tres pilares del fomento de nuestra imaginación, caldo de cultivo del buen arte y de la libertad de pensamiento. Nuestro futuro depende de ellos y del acercamiento que nuestros jóvenes y niños tengan a tales fuentes de conocimiento y creatividad. Como ya podéis suponer, he disfrutado con cada una de las reflexiones que otorgaban tal valía a aquello que yo misma reconozco como vital para el enriquecimiento personal a muchos niveles.
Cuando montar una silla no es solo montar una silla
Sí, aunque parezca increíble, Gaiman comparte con nosotros su experiencia montando una silla en una de las partes que vertebran esta novela, que no es más que un simil maravilloso en contraposición al proceso creativo, ese que no trae instrucciones, que tú mism@ debes construir siguiendo tus propios pasos, esos que crees correctos a pesar de no tener certezas ni manual de consulta. Un homenaje al placer de hacer algo nosotros mismos.
Haced buen arte
Y es que en eso se resume todo. Porque todo lo que Gaiman nos ha contado hasta ahora, no es más que el empujón necesario para hacer arte. Atrevernos, creer en nuestras capacidades dejando a un lado el síndrome del impostor, sabiendo lo necesario que es ser valiente.
Y es que, como también dice el título, la imaginación puede cambiar el mundo. Y ya solo con eso la novela me tenía ganada, pero lo que he encontrado en su interior... ha sido un ejemplo maravilloso de ese buen arte del que habla, y sé que será uno de esos libros de mesilla de noche con cuyos fragmentos siempre vendrá bien cerrar el día y buscar el sueño. Buscar nuestros sueños.