Revista Diario

El día de la hispanidad

Publicado el 11 octubre 2011 por Mamenod

EL DÍA DE LA HISPANIDADCuando me quedo alguna noche a ver los debates políticos detelevisión, siempre me llama la atención algo que ocurre muy a menudo, algo quecreo que forma parte ya de ese protocolo mediático necesario para que la gentecrea que lo que está viendo es contundentemente serio. Cada vez que alguno delos contertulios va por el camino de la sensatez, cada vez que uno de ellos argumentauna cuestión con la frescura y la sencillez con la que lo haría alguienmundano, siempre hay otro que normalmente ocupa el lugar diametralmente opuestode la mesa que le espeta de forma elocuente y altanera que eso que estádiciendo es demagogia.Aun a riesgo de ser tildada como ellos, y suponiendo que lamayoría ni siquiera sabe muy bien lo que significa la palabra, tengo que decirque yo debo ser muy, pero que muy demagógica en mis creencias y en misactitudes. Lo noto en que casi siempre estoy menos de acuerdo con cualquiera deesos lumbreras que con lo que piensa el carnicero de la plaza, el maestro de miniño o mi amiga de la infancia.Y es que mi madre, que como ella dice sobrevive sabiendo lascuatro reglas y por dónde pasan los ríos de España, me enseñó que la economíano es más que sentido común y que por mucho que nos perdamos en conceptos deinflación, devaluación y otras palabras extrañas, en una casa no se comprancigalas mientras no haya zapatos para todo el mundo y de tapeo no se sale, sino tenemos en la despensa un buen remanente de lentejas.Mañana, día de no sé qué y desfile por todo lo alto. Digo deno sé qué y pienso que mucha gente se pondrá en mi contra, razonando que estees el día de España por aquello del sentimiento patrio. Pero siento decir quesi nunca me gustó la fecha, menos aun me parece ahora de recibo que estandocomo está el patio, andemos gastando carburante y pagando dietas en desfilespara honor y gloria de una conmemoración que a mí siempre me ha dado un poquitode reparo.El día de la Hispanidad que nosotros celebramos resultó ser el principiodel fin de una era para una parte del mundo. Y aunque España es mi país ysiento que me da escalofríos cuando resuena el himno, no es precisamente esaparte de la historia la que me llena de orgullo. Es evidente que los tiemposeran otros y que el concepto de la solidaridad, de la cultura e incluso delrespeto por la vida de los seres humanos, no estaba todavía maduro en laconciencia colectiva. Decía un profesor de Medieval que yo tuve que el amor porlos hijos fue un sentimiento burgués en el sentido cronológico del término, algoque nació mucho tiempo después de que Colón desembarcara en la otra parte delcharco.Si a esta “grima” que me da el día, le unimos la sensaciónde estar tirando la casa por la ventana, qué queréis que os diga, me hacepensar sin dudarlo que a más de una madre se le olvidó, hace unos años, decirlea su churumbel que no había dinero para el spectrum, que era necesario renovarlos abrigos antes de gastarlo en maquinitas de juego.A mí no me hacen falta desfiles para saber la labor que lasFuerzas de Seguridad del Estado hacen por España. Lo vemos a menudo ensituaciones de incendios, en momentos en los que son imprescindibles lasolidaridad, y ni siquiera lo sospechamos cuando actúan con la discreción y elcelo que conlleva su trabajo. Creo que hay una enorme lucha diaria demuchísimas personas que en algunos casos arriesgan su vida para el bienestar delos demás. Desde aquí les agradezco a todos que su valentía sea el punto deapoyo y el motor para que en este país vivamos tranquilos. Mis condolencias mássinceras a las familias que han perdido un hijo, un padre, un marido, en fraternidad con una guerra que no es la suya ni la nuestra. Pero no me hacen falta desfilespara que los gerifaltes de los despachos luzcan sus galas, ni sientocuriosidad alguna por saber el color del vestido que esta vez lucirá DoñaLeticia. No sé cuanto vale lo que van a gastar mañana en combustible toda lafila de tanques, pero sinceramente preferiría que con ese dinero se lesproporcionara más seguridad a esos hombres en sus labores diarias, secontratara algún médico de apoyo para mi Centro de Salud o un maestro nuevopara algún colegio que todavía espera que le cubran la vacante.Qué vamos a hacerle, así soy de demagógica.
EL DÍA DE LA HISPANIDAD

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