El extraño y perdido arte de ser uno mismo

Por alguna razón no había, hasta ahora, pensado en explicar por qué este blog lleva este nombre. Supongo que desde que lo escogí siempre me ha parecido de lo más natural, he sentido que se explica por sí mismo. Lo cual puede ser cierto, pero aun así…

Toda la vida estamos rodeados de gente y sus ideas, de hecho, esas dos cosas siempre van juntas, nos demos cuenta o no. Si interactuamos con alguien, también lo hacemos con sus ideas sobre cómo es el mundo, cómo somos nosotros, cómo es él o ella. Estas ideas ni siquiera tienen que ser ciertas o comprobables, simplemente son las ideas que esta persona ha decidido mantener consciente o inconscientemente.

Y esto sucede con todas las personas que encontramos por la vida; incluso estamos en contacto con las ideas de gente que nunca conoceremos o que ya está muerta. El mundo está plagado de estas ideas y de las tendencias, comportamientos, costumbres y hábitos que sobrevienen de ellas.

Estamos en contacto con ellas durante todo nuestro desarrollo, desde que somos niños hasta que morimos; es una forma más de alimentación que llevamos a cabo como seres humanos: no sólo nuestro cuerpos se desarrollan, sino también nuestras mentes y creencias.

Y, en general, sucede que propiamente nadie te enseña a desarrollar tus propias ideas o a evaluar las ideas que encuentras fuera. (En todo caso, esas son habilidades que se dejan hasta la educación media superior y superior, cuando muchas creencias se han vuelto hábitos inconscientes y reflejos.) Todos se nos acercan y, a veces, fuerzan sus propias ideas o repiten las ideas que les han dado a ellos, lo hacen como si fueran propias.

Así, toda nuestra infancia y prácticamente toda nuestra juventud somos bombardeados casi indiscriminadamente por ideas y las expectativas de los otros de mantener su forma de pensar y de confirmar su visión particular del mundo. Como novatos que somos en la vida, escuchamos a los que llevan más tiempo viviendo o a quienes parece que han descubierto algo sobre la vida; dudamos de nosotros mismos y de nuestra reducida experiencia, tomamos su consejo y forma de pensar.

Poco a poco quedamos cubiertos por capas y capas de condicionamientos y creencias. Es común. Es normal.

Pero es natural que un ser que viene a este mundo cuente con todo aquello que requiere para sobrevivir y prosperar. Todos tenemos en nuestro ser ciertas tendencias arraigadas que apuntan hacia las cosas que mejor podemos hacer y que más podemos disfrutar, y también apuntan hacia los desafíos que tendremos, hacia nuestras principales áreas de evolución. Toda persona tiene algo diferente por expresar; en sí, es algo por expresarse, es algo por suceder.

Pero nuestro medio no apoya ni soporta dicho desarrollo natural. Estamos acostumbrados a pensar que siempre tenemos que hacer algo, que nuestra intervención siempre es una forma de mejora. Y así, el medio, las personas que lo conformamos, suponemos que lo que somos siempre es lo mejor que puede suceder al ambiente y a los otros, ya que los demás y el mundo no pueden sostenerse por sí mismos (véase: crisis ambiental).

Pero ni siquiera nos conocemos realmente porque estamos escondidos bajo las ya mencionadas capas de condicionamientos y creencias con las que nuestros semejantes nos han cubierto sin darse cuenta. Y además desconocemos qué es un ser humano, no sabemos cómo funcionamos. Somos un accidente para nosotros mismos y creemos que somos maestros de nuestros destinos. Lo cual no es más que un usual y fácil ejercicio de vana egolatría.

¿Cómo puede alguien que se desconoce y que está fuera de contacto con sus instintos más naturales ayudar a otro ser humano a expresar aquello que ya trae adentro de sí?

Probablemente no puede y no tenga una buena idea siquiera de lo que eso implica. Hasta que encuentre sus propias razones para realinearse consigo mismo, la única ayuda que pueda dar es la de mostrar involuntariamente a quienes ya tienen un deseo semejante el contraste de las cosas que no desean vivir más. El comenzar el camino de expresarse auténticamente en la vida tiene que ser un deseo personal y un proyecto voluntario.

Es un camino que toma años. Toma toda la vida.
Se requiere aprender de otros; practicar, ensayo y error.
Se requiere aportar y experimentar para eventualmente desarrollar cierta maestría y estilo personal. Se requiere trabajar conscientemente cada día para llegar a ese punto en que lo que hacemos es totalmente particular y humano a la vez (originalidad).
Por eso ser uno mismo es como un arte.

Lo extraño de este arte viene de que, como se nos enseña a tomar el ‘conocimiento’ de afuera y armar las partes de cierta maquinaria predeterminada, se considera que buscar nuestra expresión más auténtica de entre lo que conoces y lo que adivinas quisieras vivir es un privilegio de artistas, excéntricos y clases sociales acomodadas. Un gusto exótico. Quizá, incluso, se considere egoísta buscar lo que deseamos, si bien quienes piensan así lo hacen para hacer que nos ajustemos (como ya mencionamos) a lo que ellos piensan es adecuado y, egoístamente, no sentirse incómodos por lo que decidimos hacer (que, además, les recuerda que tienen más libertad de elegir sus vidas que la que ejercen).

Lo perdido de este arte viene de que ya no se practica (aunque no podría asegurar que alguna vez se practicó como tal). El objetivo, particularmente desde la revolución industrial, de la educación ha sido generar gente capacitada para ocupar los puestos de trabajo que la industria requiere. Se produce en serie gente con cierto perfil para producir productos en serie. Productos en serie produciendo productos en serie. Un fenómeno irónico: se acentúa la individualidad para en realidad desvanecerla, se aboga por el bien de la comunidad y su creciente participación pero se debilitan muchos de sus pilares. Se pasa por alto lo particular de cada persona cuando eso es lo que, hoy en día, más aportaría y funcionaría. Los tiempos están cambiando.

Así, aquí, en ‘el extraño y perdido arte de ser uno mismo’, hago mi mejor esfuerzo por hablar de ideas que fomenten que las persona comiencen a mostrarse tal y como son en todos los ámbito de su vida. Porque el medio inmediato en que la mayoría de las personas se encuentran no es conducente a ello, porque no todos los que nos rodean tienen esta inquietud, y el internet nos permite conocer a otra gente y sus ideas, las cuales pueden apoyarnos para crecer en esa dirección. Si conoces a alguien a quien le vendría bien tener contacto con otras ideas, corre la voz sobre este espacio.

En ese sentido, aquí hablo de:

• Estrategias para reconocerte a ti mismo de entre el ruido que genera la multitud.
• Reconocer patrones internos que alentan tu crecimiento.
• Reflexiones para crear consciencia donde hace falta dentro de tu vida.
• Cómo funciona un ser humano en términos prácticos.
• Aceptar a tu persona para poder cambiar, conocerte a ti mismo para crecer óptimamente.
• Integrar tu cuerpo, mente y espíritu.
• Integrar tus emociones, pensamientos e intuición.
• Dejar atrás tu pasado y tus defectos.
• Cómo ser un mejor ser humano.
• Encontrar un trabajo apropiado para ti.
• Cómo mejorar tus relaciones y tu autoestima.
• Educación, creatividad, curiosidad. Orientación vocacional.

Entonces, digamos, si, de todo esto, algo de lo que escribo te parece raro o que no tiene sentido, quizá sea algo particularmente útil, pruébalo (es algo extraño y que ha estado perdido). Muchas veces no hablo de ideas lineales, otras veces parece que no digo más que obviedades, en esos casos, siempre lo mejor es hacer una pregunta, ir más allá de la apariencia y adentrarse.

Ya para terminar, en otros tiempos simplemente podríamos llamar este ‘arte’ como el crecimiento natural de una persona, ni siquiera hablaríamos de ello, simplemente sucedería, así como llueve cuando llueve. Pero entre las tendencias actuales que se olvidan de lo fundamental de cada persona, pienso que vale la pena crear un espacio como éste. Así que te invito a visitar este espacio cuando requieras algo de apoyo o alguna idea que refresque tu vida.