Estoy segura de que todos los que al ver esta imagen empiezan a sonreír y sentir un calorcito en el corazón guardan ahí un gran espacio dedicado a Haruki Murakami. El lugar que tengo en el mío para él es indiscutiblemente enorme. Este hombre nacido en Kioto fue capaz de hacerme soñar con sus historias y de mostrarme el poder que hoy creo que es el que realmente posee un buen libro; el poder de hacerle creer a quien lo lee que dentro de este mundo hay mil mundos más capaces de presentarse a aquellos que abren su corazón a la ficción
Fue gracias a él que encontré, leyéndolo, mi mundo soñado donde los gatos hablan. Estos mamíferos de tamaño pequeño, gran adoración de quien les escribe, tampoco faltan en sus escritos; siempre se puede encontrar a alguno detrás de una coma esperando pacientemente por la vista de su lector. Leer agradecimientos surcando la internet por hacer confundir a muchos sus historias con sus sueños es algo normal y a la vez algo lindísimo. Así como lo fue el enterarme que este gran referente del mundo literario contemporáneo y las historias mezclas de realidad y fantasía, fue selecto de entre 24 participantes, entre ellos Antonio Gala de España, Yan Lianke de China y otros escritores de Francia, Guatemala, Irlanda y seis países más, como finalista junto al novelista estadounidense Philiph Roth para la entrega del 5to Premio Príncipe de Asturias de este año. El día de mañana es un gran día para ambos candidatos y, gane o no, Murakami se ganó mi corazón de lectora desde que le dediqué mi tiempo al primer libro suyo que me recomendaron, y he de decir que desde entonces "Kafka en la orilla" no es solo uno de mis libros favoritos, es también la razón por la cual hoy les escribo este post.