Revista Diario

El guardián del cementerio

Publicado el 21 noviembre 2010 por Chirri
El guardián del cementerioBuenos días, si, se lo digo a usted, mire aquí debajo, soy yo, Javir, el guardián del cementerio, ¿Qué como voy a serlo, siendo un gato? No sé por qué se extraña, en el reino de las tinieblas y la oscuridad, somos muchos y variopintos los animales que tenemos el encargo que el cementerio sea un remanso de paz, cuervos, ratas, búhos etc. Trabajamos arduamente aunque no lo parezca, hay muchos malos espíritus que desean entrar a perturbar los sueños de los muertos, nuestra lucha es callada pero constante, nunca nadie nos lo va a agradecer, pero no estamos por el reconocimiento de nuestros actos, tenemos esa misión dictada por una fuerza superior que no puede estar en todas partes y delega en nosotros este cometido.
El guardián del cementerioSígame si quiere conocer este camposanto, nadie como yo le hablará de los lugares más pintorescos, de las tumbas más exuberantes, de las más arcanas, de las anónimas y las archiconocidas, todas las historias borradas de la memoria de los que yacen habiendo sido olvidados por sus deudos que a su vez yacen también aquí.
¿Le sorprende esta tumba? ¿Por qué no tiene cabeza y está tan desgastada?
Pues claro que conozco la historia, en el cartel figura la tumba número sesenta y tres, pero el cartel es posterior, pues sepa usted que la tumba es la más antigua del lugar, tan antigua que otra grafía existía cuando fue erigida en este lugar, donde ni por asomo estaba previsto que este lugar se convirtiera en estación de término de almas.
El guardián del cementerio
Cerca de aquí, en las montañas de granito, vivía un poderoso hechicero, era conocedor de todos los secretos de la tierra, buscador infatigable de todos los conocimientos, con el tiempo su sabiduría no tenía igual, se decía que era tal su conocimiento de la alquimia que era capaz de transmutar cualquier metal y convertirlo en oro, pero eso nunca le detuvo, era uno más de los conocimientos adquiridos, el oro y las riquezas no era lo que su mente deseaba.
Otro de sus logros había sido desentrañar el lenguaje de los animales, años de paciente estudio, de espiar su comportamiento, de preparar su garganta y lengua para establecer una perfecta comunicación entre él y las bestias que poblaban la tierra, por lo que aprendió a dominarlas y a establecer un conexión con ellas estableciendo una jerarquía dominante, se convirtió en su amo y señor obligándolas a realizar todos los trabajos que deseó, las hizo crear montañas donde antes no existía nada, desviar ríos de su curso y anegar campos secularmente áridos, hizo mil experimentos con la fisonomía de la tierra, ejércitos de millones de seres, vertebrados e invertebrados, voladores y terrestres, todos como un solo individuo, ciegos servidores de su voluntad.
Las plantas tampoco escaparon de su dominio, conoció íntimamente como hacer que minúsculos organismos crecieran desaforadamente y que árboles gigantescos menguaran hasta desaparecer de la vista.
También fijó su vista en las estrellas, desentrañó eones de años antes que nadie su movimiento, su creación, sus enormes dimensiones, su mayor logro fue cambiar la orbita, primero a planetas y luego a galaxias enteras, a su antojo, puso orden en el caos primigenio y alteró cuando quiso el buen funcionamiento de complejas órbitas de constelaciones enteras.
El guardián del cementerio
Cuando tuvo la seguridad de poder dominar todas las fuerzas del universo, ejecutó su plan, reunió a todos sus vasallos, animales, vegetales y fuerzas terrenales, se plantó delante de su señor y le retó a la batalla, en apenas unos milisegundos, todo se deshizo delante de él, un simple suspiro bastó para que todo desapareciera dejándole desamparado y humillado.
- Has sobrepasado el único límite que no estás autorizado, he sido complaciente contigo en todo el poder que has acumulado, pero el poder sobre la vida y la muerte es mío, te condeno a no poder descansar durante eones.
Y así fue convertido en piedra, esta estatua que ves aquí es su figura y cada siglo, aparece una de sus huestes animales, convertida en hormiga y con sus mandíbulas arranca un grano de la piedra y se lo lleva, hasta que no desaparezca toda la piedra que lo forma, no obtendrá descanso su alma.
Y aquí termina la visita, espero que haya sido de su interés y ya sabe cuando visite otro cementerio, espero que sea condescendiente con los animales que moren en él, pueden ser los guardianes de almas y por favor… tenga cuidado, no pise a las hormigas, no alargue innecesariamente el suplicio de un alma condenada.
Como siempre gracias a Andrés por sus fotos y por recoger el guante lanzado por Javir.Y como no podía ser de otra manera, gracias a Javir por retarnos a un duelo genial, esperamos el siguiente y que no te enfades por bautizar al gato en tu honor.

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