El padre Vallin me observaba en silencio, mientras le tomaba su orden de revelado, al escuchar el llanto de un niño, volteamos hacia la acera y vimos el drama entre una madre y su pequeño hijo. El niño había tirado una paleta de dulce y tercamente trataba de recogerla, la madre sujetándolo se lo impedía y molesta le dijo.
- Déjala en el suelo, ¿No ves, que ya la beso el diablo?
El padre al escuchar este argumento, me comento sonriente.
- Lo que es la ignorancia. ¿No? El Diablo es El Príncipe De Las Tinieblas. !Que va a andar besando chingaderas¡
En otra ocasión, después de que el padre saliera, entro un caballero cincuentón, quien mientras recibía su pedido, me comento.
-Ese que acaba de salir, ¿Era el padre Vallin?
- Si - Conteste.
- Me tuve que esperar afuera, a que se hubiera ido. Es el padre de mi iglesia y si me ve, me pone verde, por no ir a misa.
- ¿Es regañón? - Pregunte.
- No'mbre, pa' que le cuento y sabe donde duele. La otra vez, me encontró y me dijo...
- No te he visto por la iglesia. Hijo.
- Es que ando muy ocupado, Padre. No tengo tiempo.
- Tienes mucha razón. Tú no tienes tiempo, el tiempo es de Dios y si Dios te presta el tiempo de toda tu vida, justo es que tu le des una horita a la semana.