Revista Talentos
El viento, en ocasiones, disfrazado de música, vuelve al pueblo. Unos bailan con los ojos empañados recordando al pequeño violinista; otros, en cambio, tiemblan de miedo y, aunque se tapan los oídos, siguen oyéndola dentro de su cabeza, porque es la misma melodía que tocaba cuando lo empujaron al pozo.