Revista Literatura

El poder de la escritura

Publicado el 10 diciembre 2019 por Cabaltc

Normalmente, cuando empiezo un nuevo artículo, lo enfoco desde una perspectiva pragmática. O bien trato de resolver una necesidad, o bien trato de cubrir alguna keyword importante para mi estrategia a largo plazo. Y aunque sé que podría enfocar este artículo de esa forma, tan solo busco hablaros del poder que tiene la escritura para mí y que podría tener para vosotros.

Quiero hablaros de todas las cosas buenas que tiene escribir y de los efectos tan positivos que produce.

Da igual que seáis escritores, que vuestros textos sean regulares, que escribáis con faltas o que utilicéis abreviaturas ilegibles. Lo que vamos a tratar aquí es no tiene por qué leer nadie (ni siquiera vosotros), solo va a ser un vehículo para conseguir otras cosas.

Cuándo descubrí el poder de la escritura

Desde que tengo memoria, he utilizado la escritura de manera subconsciente como una vía de escape. No como aquel que lee un libro para olvidar y aislarse del mundo, sino como aquel que vomita sus problemas para encontrarse mejor.

Cuando era pequeño, tenía mi diario y mi cuaderno de sueños. En ambos, solía escribir aquellas cosas que me impactaban. Lo hacía sin motivos, sin beneficios aparentes. Pero fue más tarde, cuando cumplí 15 años, cuando me di cuenta del efecto tan poderoso que tenía la escritura en mi vida, con mis problemas.

Si lo piensas bien, es una edad lógica para darse cuenta de estas cosas. La adolescencia, para bien o para mal, es una época en la que los sentimientos, las vivencias y la intensidad con la que se vive la vida están desbordados. Todo sabe más e importa más cuando tienes 15 años.

El caso es que, por aquel entonces, hicimos una convivencia con el colegio en la que una de las actividades consistía en escribir en una cartulina los lugares, las fechas y las personas que más habían influido en tu vida (para bien o para mal). Recuerdo con claridad, como si fuera ayer, la sorpresa con la que la profesora (Pilila, como no le gustaba que la llamase, pero a la que, como no leerá esto, no le importará que la mencione) me escuchó pedirle más tiempo a solas para seguir rellenando la cartulina. David, el alumno más inquieto, payaso y molesto de la clase, pidiendo quedarse quieto y en silencio.

Unbelievable.

Fue ahí, tumbado en el suelo, donde me di cuenta de que la escritura tiene la capacidad de vaciar nuestra mente y nuestro corazón de todas aquellas cosas que nos alteran. En aquel suelo silencioso, tan lleno de adolescencia, me sentí tranquilo y en paz. Y creedme, no estaba nada tranquilo ni en paz en aquella época. Había sacado todo lo malo de mí y lo había volcado en una cartulina que, por supuesto, doblé y escondí para que nadie leyera.

Me di cuenta de que el acto de escribir tiene una fuerza increíble.

El poder de escribir

Más de una década después, me topé (por primera vez) con un psicólogo en mi vida, que me ayudó a gestionar ciertos…, problemas que tuve con mi anterior trabajo. Uno de los consejos que me dio, fue precisamente hacer un balance escrito periódico de cómo estaba, qué me gustaba, qué no y cómo podía cambiarlo. Me invitó a escribirlo, a dedicarle media hora a la semana.

Fue él quien, además, me sugirió que aprovechase el momento para reenfocar mi vida hacia algo que me gustase, hacia la escritura. Pero eso, amigos, es otra historia diferente.

A partir de esos balances personales, empecé a crear historias, pequeños relatos, que encerraban algo de lo que me gustaba o me molestaba de mi alrededor. Empecé a transformar mis problemas en ficción, a construir historias que encerraban una buena dosis de realidad. O que, simplemente, la deformaban hasta convertirla en algo asqueroso.

Y, ¿sabéis qué? Me sentía genial haciéndolo. Empezaba a escribir enfadado, triste o ansioso y terminaba con una sonrisa en los labios. No por el relato en sí (cuya calidad literaria, ya os anticipo, no era muy buena), sino por haber expulsado ese sentimiento que me había empujado a escribir.

No, antes de que alguien lo pregunte, esos relatos no están incluidos en mis antologías. Excepto, quizá, un par de La imaginación también muerde (ya descatalogada). Esos relatos, esas historias, son algo que no tiene ni tendrá valor literario. Son relatos que escribí para mí, no para los demás.

El poder de la escritura, el verdadero bálsamo, está en escribir sin presiones externas. Sin preocuparse por la gramática, la estructura o el qué dirán los lectores. Escribir, simplemente, para desahogarnos.

Los problemas no se pueden quemar si los guardas dentro de ti, pero se pueden quemar si están en una hoja de papel.

¿Por qué os cuento esto?

El poder de no escribir

Os confieso que llevo varios meses (6 + 1 día para ser exactos) sin «escribir». Lo pongo entre comillas, porque en realidad nunca dejo de escribir. Artículos, emails, reflexiones personales, mi diario, copywriting para mis clientes, código… Mi trabajo, mi vida, se guían por la escritura. Pero ficción, lo que se dice ficción, no he escrito más de 100 palabras en todo este tiempo.

Y en este tiempo han sucedido cientos de cosas impactantes en mi vida que requieren de una vía de escape. Perdí la pinza de la mano derecha, nació mi hijo, cambié mi estrategia de negocio (con efectos positivos y negativos), recaí en una enfermedad bastante cabrona… Cosas que han saturado mi estado de ánimo.

Hasta que volví a escribir.

Hay quien recomienda hacer ejercicio para liberar tensiones. Su efecto físico tiene siempre un equivalente psicológico: si me encuentro bien físicamente, mi cerebro entiende que él también se encuentra bien.

Sin embargo, el verdadero poder de la escritura está en liberar todas aquellas tensiones que no son físicas. Es una actividad que influye directamente sobre el estado de ánimo.

Quizá no os ayude a resolver esos problemas que tanto os afligen, pero seguro que consigue que los enfoquéis con mayor perspectiva. Probad, si no, a escribir en una hoja aquellas cosas que os hacen sentir bien a lo largo del día frente a aquellas que os hacen sentir mal. Quizá os deis cuenta de que vuestros días no son tan malos, o de que podéis hacer algo para que esas cosas que no os gustan desaparezcan o se minimicen.

La entrada El poder de la escritura se publicó primero en El Rincón de Cabal.


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