Revista Literatura
El sentido de su vida
Publicado el 17 diciembre 2015 por Falcalde87El sentido de su vida
Cada noche miraba al cielo a través de las gastadas ventanas de madera. Esperaba ver algo extraordinario, algo que le sacara de su triste rutina, de casa al trabajo y del trabajo a casa. Su empleo como operario en una cadena de montaje de una fábrica de coches, le sumía en la infeliz impresión de que su existencia no podía servir sólo para hacer siempre exactamente lo mismo, día tras día, año tras año, toda la vida, su única vida.
Tras una jornada más de agotadora rutina, ya en el lecho, cuando estaba a punto de dormirse sintió que algo tiraba del él hacia arriba, tanto, que se vio flotando fuera de su cuerpo mientras aquel parecía tranquilamente dormido. Se rehizo del susto y decidió dejarse llevar. Volaba etéreo, sin frío ni calor, ni hambre ni sed, sólo una ligera calidez que elevaba y embelesaba. Voló durante instantes que parecieron días, recorrió el mundo y acabó flotando en el espacio exterior, buscando descanso sobre una estrella. Se asomó a una que no era el sol, y miró hacia uno de sus planetas. Se parecía a la Tierra. Era azul y marrón. Mar y tierra.Se asomó y lo que vio le sorprendió: un planeta con ciudades integradas en la naturaleza, con tecnología ecológica, gentes que caminan y se saludan sonrientes, niños jugando en maravillosos jardines… El hombre era feliz al ver aquello, y sin haberlo previsto pensó que quería quedarse allí, en ese paraíso.
Cuando se disponía a proyectarse sobre el planeta, un tirón muy fuerte le devolvió a la cruda realidad. Despertó en su cuerpo, un tanto mareado y sorprendido por lo que había visto. Entonces sintió la necesidad de saber en qué estrella había estado, así que se asomó a la ventana, sacó su viejo telescopio y comenzó a escudriñar el universo en busca de aquel planeta de ensueño.
Desde entonces su vida había cobrado un sentido. Se convirtió en un astrónomo aficionado muy valorado entre la comunidad científica. Su trabajo en la fábrica dejó de atormentarle. La solución a su monotonía la tenía delante: el cielo.
Y con esto os dejo hasta después de las fiestas. ¡Nos vemos en 2016! ¡Divertíos!
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