El pequeño Valentín nosobserva. Como aprendió de suabuelo y de su padre, de generaciones y generaciones de Valentines a los quedebe el color de la piel y el tono oscuro de los ojos, sabe que es mejoratesorar el mundo sin decir palabras, mirar y guardar, en el fondo del corazón pequeñito delque están provistos los duendes,todas las sensaciones que El Jardín delos Secretos le ha dejado a lo largo de su vida.Aquí ha aprendido a respirar el aire del que están henchidos los globos, aquí ha sabido que tiene colores la noche y que la salsaluda a las flores en ese tiempo en que el espacio es sólo suyo.Y aunque no hay sorpresasen el mundo de las hadas, él nos sigue mirando extasiado desde detrás de las hojas de una rosa.
