Entusiasmo y libros

A veces pienso que cuando nos quejamos de lo poco que se lee, no somos conscientes de que cualquiera de nosotros podría hacer algo bastante simple para impulsar a los demás a leer: hablar de libros, entusiasmar a los que nos rodean. Veréis, a mí no me gusta el fútbol, no me gusta nada, de nada, de nada. Sin embargo, me maravilla como los seguidores de tal o cual equipo hablan de sus venturas y desventuras a diario. El hecho de que estemos siendo bombardeados desde los medios de comunicación con noticias y chismes deportivos,  tiene un peso sobresaliente en esa actitud. Yo no puedo influir en la tele, la radio y los periódicos, pero sí puedo tener ese tipo de conversaciones que se permiten tener los aficionados al sacrosanto deporte futbolero. Muy a mi pesar, debo reconocer que hay muy pocas personas con las que hable de libros. Da cierto pudor reconocer que uno lee, aún más, reconocer que escribe, pero ese no es el problema ahora mismo. Si cada uno de nosotros, los lectores, introdujésemos con asiduidad en nuestras conversaciones lo que nos ha gustado tal o cual libro, o lo petardo que resulta aquel otro, posiblemente induciríamos a otros a leer, porque dotaríamos a la lectura de cotidianeidad, de cercanía.Leer requiere un posicionamiento activo, no es como la tele o las consolas, requiere un esfuerzo y ese podemos potenciarlo no sólo con la educación que damos a nuestros hijos, sino charlando con nuestros amigos o conocidos. Hagamos que el hecho de leer sea natural, hablemos de tal o cual libro, como de la despedida de Mou, de los goles de Messi o de... yo qué sé. ¿Veis? Hasta para alguien que odia cordialmente el fútbol, es imposible zafarse de él. Lo que propongo es que hagamos que pase lo mismo con los libros, que hablemos de ellos con alegría, entusiasmados, poniéndolos por los cielos o a caer de un burro (igual que hacen los forofos del fútbol) incorporémoslos a la barra del bar, a las tapas, al café.  Invitemos a un amigo a ir a una presentación de un libro, lo mismo hasta  nos gusta.
La lectura y la escritura requieren un posicionamiento, un apoyo que debe darse en todas direcciones si realmente deseamos atraer al público. Mañana, cuando os toméis el desayuno, sacad a colación eso que estáis leyendo, aunque sean "Las cincuentas sombras de Grey", sacadlo para decir que sí o que no, para  decir que es una porquería machista o que es entretenidísimo. Comentad que "Memorias de Africa", la novela, tiene muy poco que ver con la película; que la última novela de Laura Castañon es una maravilla; y que os encanta como Murakami describe sensaciones y sentimientos.  Por el Quijote y Harry Potter, por Truman Capote y Virginia Woolf, hablad, hablad y atraeremos gente a nuestra causa.
P.D. La novela de Laura Castañón "Poner las cosas en sus días"  acaba de publicarse, ¿a qué estáis esperando?