Cuando ya puedas dominar sin problemas estas dos técnicas, te será mucho más fácil poder llevar el flujo de aire hasta los resonadores. Entonces lo que debes hacer es:
1. Respirar profundo. Ya sabes como: llenando tus pulmones.
2. Apoyar en el diafragma. Desde el mismo momento de la emisión para obtener un sonido mejor.
3. Pensar el sonido. Concéntrate primero en tu mente hacia donde quieres colocar el sonido. Entonces, ejecútalo. Poco a poco irás moldeándolo hasta lograr que se escuche como lo deseas.
El control del aire y el control del diafragma son los trampolines que van a ayudarnos a colocar el sonido donde queremos y evitará que malgastemos nuestros recursos vocales.
Temas relacionados:
La respiración... ¿es importante?