Le dolían los huesos, no sabía por que. Era inexplicable ese desinterés por todo. Nada parecía sacarla de su atracción.
Sentada en la entrada contaba: uno, dos, tres, ¡Ay!....... Suspiro tras suspiro, así se escapó su vida.
Esperaba, dejando pasar el tiempo. Y así llegó la tormenta y desató su furia sobre nuestras cabezas.
La vida ya no fue igual, después llegó la quietud, las hojas de los árboles estaban junto a la cristalera.
La mirada perdida en su rostro angelical, la ironía del destino. La ceguera del alma, cual destino certero espera.....
Cansada ya, miró al cielo, echo andar, su nueva vida le esperaba.......
Iba tranquila, paso a paso, sus pensamientos, sus actos, todo escapaba a su control.
¿A donde ir? “Siempre camina erguida, hacia delante” le decía una voz…….
Continuará..............
Letras de Marijose.-Fotografía de la red