Hu-ssong narró a sus discípulos el siguiente relato:
- Un hombre que iba por el camino tropezó con una gran piedra. La recogió y la llevó consigo. Poco después tropezó con otra. Igualmente la cargó.
Todas las piedras con que iba tropezando las cargaba, hasta que aquel peso se volvió tan grande que el hombre ya no pudo caminar.
- ¿Qué piensan ustedes de ese hombre?
- Que es un necio - respondió uno de los discípulos.
- ¿Para qué cargaba las piedras con que tropezaba?
- Eso es lo que hacen aquellos que cargan las ofensas que otros les han hecho, los agravios sufridos, y aún la amargura de las propias equivocaciones... -
Todo eso lo debes dejar atrás, y no cargar las pesadas piedras del rencor contra los demás o contra tí mismo.
Si haces a un lado esa inútil carga, si no la llevas contigo, tu camino será más ligero y tu paso más seguro.
¡Hasta pronto, cómplice!