Revista Literatura

Escalera Caracol

Publicado el 01 mayo 2008 por Chaimon
¿Sabe alguno la diferencia entre soñar una situación, por la noche en la cama o en un viaje hacia quién sabe donde, apoyando la cabeza en una ventana con el sol acompañando o en una siesta que nos invada la vista y nos hunda profundamente a la somnolencia, con el hecho de desear, desear, desear, y desear que algo suceda sin estar durmiendo?
Pero despierto, muy despierto. Quiero decir soñar y desear cómo sinónimo ¿Se entiende?
La habitación es un entrepiso hermoso. El techo es de un rojo que suele abrazar y mucho, vigas negras que lo cruzan armando una especie de arcos.
Las paredes limpias, de un color borravino intenso y profundo sin nada colgante, despojadas de placares o cuadros.
El piso tiene otra vida, y cuenta que alguien llegó tarde con muchos elementos dormidos sobre el. Nos indica que se escribió algo en un papel y se tachó con un dibujo. Madera, madera y más madera. Ropa en el piso por colgar, por usar. Olvidada. Un colchón muy usado y amigable. Amante de la falta de distancia con el piso. Seguramente sirva para no dejar pasar mucho tiempo entre querer tirarse encima, y tirarse encima.
Revistas viejas, fotos, muchas fotos y más fotos. Todas tiradas y que relatan que alguien las observó en búsqueda de la confirmación de una anécdota o historia. 
Fotos que hablan y dicen mucho. Que piden a gritos ser comprendidas y no juzgadas, sólo admiradas. Ser compañía o sólo compañeras. Que aman estar, ser. Negativos muchos, que aman estar. Tal vez ser.
La vista absorbe un desorden muy colorido y falto de tiempo.Una ventana que alumbra tanto el entrepiso como el piso inferior, asoma su parte superior desde una pared que al elegir descansar, meditar o pensar tirado en la cama estará delante. La luz acá arriba es escasa, pero maravillosamente intensa. Cuando uno se acuesta con esa luminosidad de frente, las sombras suelen cubrir una mitad del cuerpo siempre, mientras la otra se ilumina levemente.Hermoso.Los cuerpos hablan siempre pero acá pareciera que optaran escondernos algo.Acostado con la luna como testigo, uno empieza a entender que las horas pueden ser eternas e inolvidables. O simplemente una distancia sorda y ciega entre el último mirar nocturno y el primero diurno. 
Comienzo a dar vueltas en la cama. Hojas de un libro que pasan y pasan. Luz tenue muy solidaria. En ciertas ocasiones me cuesta hallar la posición ideal para leer en la cama, y cuando la encuentro me dura muy poco. Tomar el libro con mis manos mientras estoy acostado suele originarme algunos conflictos. Me gusta mucho leer la hoja que está a la derechacuando me recuesto sobre mi lado izquierdo, y me atrevo a pensar que sería un gran invento editar libros para leer solamente desde la hoja derecha.
¿La hoja izquierda? No sé, tal vez hacer anotaciones, dibujos, fotos.
¿Por qué no en blanco? Para así analizar lo leído, para descansar la vista, para releer. Para saber que no se necesita un punto o una coma para dejar la lectura ante un imprevisto. O ante la aparición del sueño.
Sigo dando vueltas. Dejo el libro, lo suelto sobre el costado del colchón.
Vueltas
más vueltas.
La luna testigo de mis ojos mirándola mientras duerme y no puedo creer lo feliz que me hace. Cara muy relajada, se le escapan gestos o más bien los hace vivir. Ojos achinados, pequeños.
Horas muchas.
Horas largas.
Entrecortadas.
Voy al baño, vuelvo y retomo una lectura un tanto mentirosa. Lo que busco es otra cosa. Lo que busco es una borrachera, cansancio, que los párpados caigan de una vez por todas.Dejo caer el libro nuevamente con un aire de resignación casi dramático.
Está de costado y la tomo suavemente por la espalda.
Suave.
Cálida.
Frágil.

Intento no despertarla y creo lograrlo. Rodeo con mi brazo derecho su cuerpo, acerco mi cintura a la suya. Mis piernas y las suyas, zigzagueantes, cercanas. Comienzo a sentir un calor increíblemente suave emanado por su piel.Caigo en un sueño. Sensación que me invade gradualmente. Escucho todos los sonidos de la noche pero a un decibel muy lejano.
Sigo sin saber cual es la diferencia entre soñar y soñar.

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