Revista Talentos

Espíritus Callejeros

Publicado el 14 marzo 2017 por Shasminecianne

Espíritus Callejeros

Foitogrtafía por Emma Barker

¿No les parece maravilloso esas personas que siempre que van por la calle hablan con las personas que no conocen?
El otro día me cruce con Gise y fuimos a dar una vuelta. Como nunca nos daban ganas de ir por ahí llevando el mate, solo nos tomábamos un helado en la heladería barata del barrio.
Mientras mirábamos a las personas pasar me contó una anécdota que me llamo la atención.
Gise es una de esas personas que no solo transmiten confianza sino que sabe hablar con las personas. En la calle siempre se cruza con gente interesante y desconocida que le entrega pedazos de su vida a ella. Una completa desconocida. Por más de que me parezca algo maravilloso y desearía que me pase seguido, nunca me pasa. Será que soy tímida. Sabes lo fácil que seria escribir si tuviera tu suerte, Gise. Mientras tanto, me conformo con ser su amiga y escuchar sus días locos.
Me contó que hace unos meses le empezó a pasar algo extraño. Andaba caminando por una calle de Barracas, la avenida Suarez, y se cruzo con un viejito que le sonrió amigablemente. Se detuvo a hablar con él. Hablaron del clima y luego él le habló de sus hijos. Nada extraño para ella. Le pasaba todo el tiempo.
Luego hablaron sobre los viajes que él hizo de joven y sus aventuras. Ella le contó que se muere por viajar, a lo que él le respondió "Ya estamos de viaje, en este momento". Esas sabias palabras sonaron en su cabeza y se quedo callada unos segundos. Antes de que se fuera le pregunto su nombre, para guardar mejor su recuerdo. Él le dijo que le dicen el Señor Suarez. Después, se saco su gorro para saludar a mi amiga y se retiro a paso lento.
Cuando Gise se giro para verlo, ya no estaba. El hecho le pareció extraño y se sintió fascinada por las personas que aparecían en su camino. Era muy afortunada. A las semanas, se olvido del hecho, aunque la frase resonaba en su cabeza. Ya estás de viaje.
En su caminata matutina diaria eligió cambiar de rumbo e ir por la calle Azara, disfrutando las casas hermosas que habían por ahí. Como si fuera rutina de todos los días, una señora se puso a hablar con ella por causa de un caniche que se había escapado. Siguieron hablando sobre temas triviales hasta que la señora se quedo mirándola fijo. Luego le dijo "Veo una luz en vos", y simplemente se fue caminando. Gise se dio vuelta y le preguntó su nombre. Ella respondió amablemente "Señora Azara, ha sido un placer". Su voz retumbaba haciendo eco en la calle y en su mente.
Se quedo pensando los hechos, le parecía una gran coincidencia los nombres y estaba confundida. ¿Le estaban jugando una broma? Al otro día, se cruzó con un niño y esta vez no se dejo caer. Seguro el niño se llamaba como la calle.
– ¿Te llamas Pi, no? –preguntó Gise.
– No – dijo riéndose – Ese es mi hermano.
– ¿Y cómo te llamas entonces?
– Margall.
– Entonces, ustedes son "Pi y Margall". ¿Porqué no estás con tu hermano?
– No puedo responder preguntas a extraños.
– ¿Y por qué hablás conmigo?
– Porque tenía que decirte algo.
– ¿Qué tienes que decirme?
Le dejo un papelito en las manos. Me lo mostró en la heladería, estaba escrito con la letra de un niño de seis años
 Ama tus cualidades más de lo que odias tus defectos
El niño salió corriendo cuando ella levanto la vista. Lo siguió por todos lados para que le dijera quién le había dicho que dijera eso, pero lo perdió de vista cuando doblo la cuadra. Me dijo que se sentía una loca. La próxima ya estaba enfurecida.
– ¿Usted se llama Olavarria? – preguntó apenas se le cruzó un hombre para hablar.
– Ese mismo soy.
– ¿Usted me está jodiendo?
– No, ¿Por qué cree eso?
– Realmente piensa que le voy a creer que se llama igual que la calle.
– En esta ciudad cada nombre tiene su espíritu, ¿no lo sabías? Nos alimentamos de conversaciones. Como regalo ofrecemos una frase de sabiduría.
– ¿Qué?
– Si yo me mostrara como un espíritu ¿Te pararías a escucharme?
– Probablemente no, y si me lo decís tampoco te creería.
– Es mejor así, no creas lo que dicen los extraños por ahí. Solo te diré que dejes de buscar la respuesta que está en tu corazón en los espíritus callejeros. La respuesta está en tu interior.
Gise se quedo perpleja. ¿La respuesta? Estaba pasando por una crisis interna y se odiaba a si misma por momentos. Se dio cuenta todo lo que los espíritus le habían dicho, todo ya estaba en su corazón, ya sabía lo que tenia que hacer.
Ella me contó que el viejito desapareció igual que todos, al doblar la cuadra. Todavía recuerda cada palabra que le dijeron, no se arrepiente de haber vivido algo así. Ahora ya no los necesita, pero se siente más segura sabiendo que cuando los necesite ellos estarán allí, doblando la cuadra. Dice que son unos seres maravillosos, lo que uno se pierde al no saber hablar con extraños.

Espíritus Callejeros

Fotografía de Wu Yi



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