Por varias razones terminaste en esta reunión, conoces a algunas personas pero no a la mayoría. Ésta es una ocasión ideal para conocer a extraños que podrían convertirse en nuevos amigos, quizás hasta encuentres con quien tener alguna cita durante la semana.
Miras a tu alrededor, hay algunos pequeños grupos que parecen divertidos, se ríen y conversan animadamente. En uno, quien lleva la mayor parte de la conversación se parece a un amigo que tuviste en la secundaria, incluso tiene algunos de sus gestos, en realidad se le asemeja mucho.
Aún recuerdas cómo terminó tu amistad con él después de haber sido bastante cercanos: en algún momento te diste cuenta de que tendía a mentir constantemente, lo peor fue cuando descubriste que decía cosas de ti a otros que hacían que tuvieran una idea errónea de quien eras y que te trataran con cuidado. Decidiste mejor no incluirlo más en tu vida.
De vuelta a la reunión, te genera desconfianza esa persona llevando la conversación de aquel grupo, estás casi seguro de que debe compartir otras característica con ese amigo pasado, no tienes la menor intención de repetir la experiencia en caso de terminar relacionándote con él. Descartas a ese grupo, buscas a tu alrededor más personas que sean buenos candidatos para una interacción.
De pronto se acerca una chica, te ofrece en un plato unos bocadillos que preparó para la ocasión. Es linda. Tomas un bocadillo y ves cómo se aleja repartiendo más bocadillos alrededor de la casa. La ves a la distancia y te imaginas por un momento lo agradable que sería conocerla. En tu mente aparecen imágenes de tú y ella tomándose de la mano, riendo tras una tarde de cotidianas aventuras compartidas. Ves cómo ya terminó de repartir todos los bocadillos, y te das cuenta de que tienes grandes deseos de hablarle tras esas visiones de posible cercanía. Das un paso y después otro.
Pero te detienes, de pronto recuerdas que no tienes gran suerte con las mujeres, menos con chicas así de lindas. ¿Por qué habría de interesarse en ti? Probablemente nada tengan en común, tus pasatiempos son propios de personas tranquilas e introvertidas, y ella luce como el tipo de chica que le gusta el movimiento y estar rodeada de gente. ¿Qué podrías ofrecerle? Las personas como tú y las personas como ella no suelen juntarse, incluso se evitan con una incómoda y mutua incomprensión. Si tan solo encontraras personas más semejantes a ti con mayor frecuencia, pero bueno…
En cierto momento comienzas a preguntarte qué haces aquí, después de todo, tú no eres el tipo persona que frecuenta este tipo de eventos, eres malo para comunicarte con otros, no sabes siquiera cómo acercarte. Muchas veces lo has dicho: el mundo no te entiende y tú no entiendes el mundo. Simplemente así es como eres.
Cómo creamos nuestra experiencia de la vida
No importa dónde estemos o en qué circunstancia nos encontremos, hay algo que suele estar sucediendo todo el tiempo, es una de las cosas que los humanos hacemos naturalmente, es la forma en que le damos sentido al mundo: contamos historias.
Ésta es la razón por la que vamos al cine, vemos series de tv y noticiarios; por esto leemos libros, hablamos acerca de otras personas, creemos en el nacionalismo, una religión, determinada teoría científica, o en la historia. Es la misma razón por la que todos lo pueblos originarios tienen mitos: los humanos funcionamos a partir de historias, así es como enlazamos todos los sucesos que encontramos en nuestra vida y les damos orden y sentido.
Como puede verse en los varios ejemplos de formatos de historias que acabo de mencionar, esas historias no tienen que ser necesariamente ciertas o basadas en el más estricto realismo o en un meticuloso análisis de causas y efectos. Esto se debe a que la vida y el mundo están repletos de demasiados factores que interactúan entre sí y cuya descripción exacta resulta casi imposible. Hay demasiado allá afuera entre personas y eventos y otros factores innombrables o invisibles como para en verdad poder apuntar a las causas de todo lo que sucede.
Todo está interrelacionado con todo… Un hombre sale de su edificio de trabajo y un tabique cae sobre su cabeza matándolo en el acto porque un obrero arriba se resbaló con el piso mojado por la lluvia de la noche anterior que cayó porque los vientos soplaron desde el este a causa del calentamiento del aire en el golfo que es ocasionado por la posición actual del planeta en su órbita con respecto al sol, la cual se originó cuando (…eventualmente llegamos al big bang o a Dios). Ah, y dicho hombre iba retrasado porque tuvo una junta que se prolongó más de lo esperado porque…
La verdadera historia de las cosas es enorme y en muchos casos parece impersonal y arbitraria. Entonces nosotros humanos, tomamos las pocas piezas con que contamos y que entendemos, y llenamos todos los espacios en blanco con suposiciones y racionalizaciones hasta crear una historia que nos resulta satisfactoria.
Y así vamos todos por la vida, contándonos historias sobre el mundo, siempre con nosotros mismos como eje y en el centro de ellas. Tomamos nuestro pasado (los eventos que podemos explicar de él), los juntamos con nuestros miedos y deseos (nuestro futuro) y creamos una identidad llena de preferencias y expectativas.
Esas identidades que forjamos, que son historias a fin de cuentas, nos las contamos constantemente a lo largo de nuestros días. Y dejamos que esas historias (o nuestra disposición a aceptarlas) definan lo que podemos o no podemos hacer, en ellas encontramos el permiso de hacer determinadas cosas y alejarnos de otras.
Todas las historias que nos contamos son mitos personales al final. Son historias que creemos aunque no son ciertas, sólo les dan orden al orden ininteligible que es la vida. Por supuesto, las basamos en experiencias pasadas y en interpretaciones de lo que nos sucedió, pero no son últimamente reales o irrevocables, porque, como ya mencioné, están cimentadas en lo que desconocemos.
Además de que hay que mencionar que la memoria no es una grabación de los hechos pasados. Nuestros recuerdos están cambiando constantemente conforme avanzamos por la vida y olvidamos detalles del pasado y generalizamos, y al encontrar nuevas experiencias que dan nuevos significados a lo que sucedió. La memoria es una extensión de la imaginación.
Si nuestras historias personales están basadas en lo que nos pasó y en lo que suponemos e inventamos, y nuestra memoria no es consistente sino que vuelve a generar los recuerdos cada vez que los recordamos agregando o desechando información, entonces bien podríamos inventar otras historias.
Porque esas historias con las que vivimos no son las únicas posibles a partir de la información que tenemos, sólo parecen ser ciertas porque las aceptamos. Entonces tenemos la posibilidad de no aceptar la historia que cotidianamente nos contamos sobre nosotros mismos y los demás e inventar una nueva, diferente y más rica en posibilidades y emociones. Podemos escoger una nueva historia, lo cual equivale a una nueva perspectiva sobre el mundo y, por tanto, una vida diferente, posiblemente una vida nueva.
- El pasado es una historia acerca de lo que alcanzaste a entender sobre lo que te sucedió.
- El futuro que predices, temes y supones es una historia basada en tus miedos y deseos.
- Lo que supones y aceptas como tu identidad une a ambos y crea una serie de reglas sobre lo que puedes hacer y lo que puedes aspirar a que te suceda.
Usualmente no vemos que nosotros creamos estas historias en que basamos nuestra experiencia. Si reconociéramos este curioso hecho, nos daríamos cuenta de que mucho de lo que consideramos una imposición de las circunstancias es una interpretación limitada de los hechos. Nos daríamos cuenta de que podemos inventar la historia que deseemos, aunque no sea cierta, porque las historias no son ciertas, sólo son formas de dar sentido y dar base a lo que experimentamos.
Todas nuestras historias son de nuestra propiedad, no son hechos concretos, y tienen nuestro estilo personal estampado en cada detalle (temas recurrentes, caprichos, sueños cumplidos y no cumplidos). Podemos crear mejores historias.
Si nosotros somos sus autores, tenemos opciones, podemos incluir en ellas lo que deseemos, podemos crear personajes (incluidos nosotros mismos), lugares, y circunstancias con más posibilidades.
Como me decía mi maestra de improvisación: De entre todas las opciones, que son Todas, ¿cuál vas a escoger?
De nosotros depende escoger lo que preferimos, de hecho, eso incluye la fantasía si con ella podemos hacernos personajes más libres, creativos, valientes, y amorosos. Como sea, ya la estamos usando cada día, todo el tiempo.
Las historias están por todas partes en el mapa del mundo en que vivimos desde nuestra cabeza. El punto es reconocerlas como tal y escoger una nueva historia, ya no desde un futuro o pasado supuesto, sino a partir de lo que más deseamos en el tiempo presente, que es donde y cuando las creamos.
Basta volver a este momento para cambiar el curso de nuestra vida.