Exacto mi querida Athenas

-¿Puedes sentir la lluvia descendiendo suavemente por tu piel de porcelana? ¿Discurriendo por tus mejillas?
Exacto mi querida Athenas. Las gotas incesantes que provienen del hogar de los dioses nos miran con cariño mientras nos bañan poco a poco. Gracioso ¿no? Algo que antes odiábamos, que nos transmitía frío y soledad ahora, y aunque moje nuestra ropa, lo deseamos. Nos deseamos.
Déjame que te abrace Athenas y que el viento no pueda susurrarte al oído todos los ‘te quiero’ que tengo guardados para ti. Dame tu mano destemplada y guárdala en mi bolsillo junto a la mía donde mi calor te demostrará todo lo que siento por ti.
Athenas hace frío, no en nuestros corazones donde una breve llama comienza a fulgurar sino en este mundo; así pues, vayámonos juntos.