Revista Talentos
En lo que va del año fui más veces al cine que otra cosa. Si bien me enamoré de una historia de Stephen King que venía leyendo desde los últimos días de diciembre de 2011 y leí libros que tenía pendientes como el de Banana y el de Salinger, y también uno que otro con el que me tocó toparme por esas cosas de la vida y Wikipedia, este verano pasé más horas en el cine y viendo películas en casa que perdida en páginas de varios libros.
Hacer esto de tanto en tanto me sienta bien y en parte es “raro” también, ya que no acostumbro a ir al cine o alquilar en videoclubs o mejor dicho nunca alquilo algo en un videoclub, es el novio quien acostumbra a ir por la mercancía y provisiones para uno que otro fin de semana. Pero a lo que voy es que no se por qué razón de tres, leer esta entre mis actividades favoritas antes que ver alguna producción para pantalla grande.
Capaz y sea porque me parece maravilloso como alguien, humano como yo, es capaz de llevar a miles de personas al mundo que quieran a través de los que a primera vista y para más de uno que otro mortal son nada más que simples líneas en un papel. En realidad, me gusta eso y todo lo demás, disfruto desde la historia hasta lo que esta detrás. Conocer a quien escribe esas páginas, analizar los cuentos en su haber y descubrir los factores que tienen en común, sus estilos, sus preferencias y hasta tratar de entender lo que nos quiere decir entre líneas.
Leer es para mí como un trabajo de investigación extraordinariamente interesante y placentero. Más que un hobbie, es algo que quisiera hacer toda mi vida y que hasta disfrutaría y amaría fuera mi trabajo. Por eso creo que mientras viva y mientras queden libros por leer puedo considerarme no solo estudiante de periodismo sino analista freelance de escritores y libros.
Quizás por eso hasta a mí me resulte raro dejar tanto tiempo de lado a mis amigos literarios de tapa dura y hojas semiblancas por pasar un par de horas viendo una película. Pero tampoco es algo que desprecio… ir al cine tiene lo suyo y nadie nunca lo va a discutir. El mundo que hay detrás de lo que vemos en la pantalla es mil veces más enorme al que se encuentra a veces detrás de un libro, el elenco humano es superior y por tanto son muchas cabezas haciendo magia audiovisual y así también, es mayor la capacidad con la que consiguen atrapar al espectador.
La lectura y el cine son dos mundos innegablemente fascinantes; nunca suficientemente conocidos en su bastedad, como infinitas galaxias. Y eso es lo maravilloso y también lo triste y desconsolado. El saber que aunque viva mil años los libros por leer y las películas por ver en el cine van a seguir siendo tantas que es muy probable que me esté perdiendo de alguien increíble que conocer o de una historia fascinante.
Aunque en mi realidad como mortal no me alcancen las horas de vida para todo lo que hoy vive entre nosotros, en estanterías de librerías y videoclubs, voy a seguir conociendo cuanto pueda y compartiendo cuanto se para que no se pierda y se transmita. Ya que creo que es en la memoria de muchos que lo mortal puede hacerse inmortal.
¿Están listos para otra ración de reseñas y recomendaciones este año? :)