Hoy nos levantamos pronto, teníamos un día intenso por delante. Iba a ser un día divertido aunque, seguramente, muy cansado.
Tras el desayuno y el camino hacia el centro, comenzamos nuestro recorrido por la Carrera del Darro.
La actual calle es del siglo XVII. Tras los destrozos que se ocasionaron en 1509 por la explosión de un polvorín al lado de la Iglesia de San Pedro y San Pablo, se derribó parte de la muralla y se modificó el cauce del río Darro, ensanchándose la calle.
Aún se conservan numerosos edificios de los siglos XVI y XVII y también existen restos de casas árabes.
Para mí es uno de los lugares más bellos de Granada, es como si te trasladases a otra época.
La Carrera del Darro acaba en el Paseo de los Tristes. Su nombre se debe a que antiguamente los cortejos fúnebres pasaban por allí antes de llegar al cementerio detrás de la Alhambra.
La plaza y la fuente original se construyeron en 1609, cuando se remodeló la zona.
En otros tiempos se celebraban fiestas y se cubría el río con tablas para hacer corridas de toros, juegos, obras, etc.
Un poco más arriba, en la Cuesta del Chapiz, está el Palacio de los Córdova.
Construído en la Placeta de las Desclazas entre 1530 y 1592, con el paso del tiempo cambió de dueños.
En un documento de 1911 dice que el edificio fue “albergue de fábricas, sociedades, almacenes, etc…” y en 1919 lo adquirió Ricardo Marín Flores, derribándolo y construyendo en el terreno el Teatro Gran Capitán.
En 1965 se inició su reconstrucción tomando como referencia los planos de Manuel Gómez Moreno.
En 1983 el Palacio fue adquirido por el Ayuntamiento de Granada para poner allí el Archivo Municipal y sus salas y jardines se utilizan para celebraciones y reuniones protocolarias.
Un poco más arriba del Palacio de los Córdova se encuentra la Casa del Chapiz
Desde 1932 es la sede de la Escuela de Estudios Árabes. El monumento está compuesto por dos casas moriscas pertenecientes a Lorenzo en Chapiz y Hernán López el Ferí.
No pudimos entrar porque, al ser día festivo, no estaba abierta.
Tras parar en una tienda para comprar agua, tomamos camino hacia el Sacromonte.
Es un pintoresco lugar situado a las afueras de Granada y su primer nombre fue Valle de Valparaíso.
Las cuevas son las viviendas habituales del lugar y, aunque no está claro, se piensa que se construyeron en el siglo XVI cuando los musulmanes y judíos fueron expulsados de sus casas. A ellos se unieron los gitanos.
Cuenta la leyenda que después de la Reconquista de Granada, muchos nobles árabes comenzaron su exilio hacia tierras africanas esperando volver algún día.
Desconfiados por si en el trayecto hacia los puertos de Almuñécar o Almería les robaran sus pertenencias, ocultaron sus grandes tesoros entre los olivos que un día poblaron el monte.
A su vez, se les dio libertad a muchos esclavos de las familias nobles árabes. Muchos de ellos sabían de las idas y venidas de sus señores a Valparaíso, así que cuando recuperaron su libertad subieron al monte para recuperar los tesoros.
Estuvieron excavando en las laderas de este monte sin éxito conocido. Cansados y sin lugar donde cobijarse, lo hicieron en esos mismos huecos que cavaron que después acondicionaron dando lugar a las cuevas que fueron sus hogares. De ahí viene el nombre de “Barranco de los negros”, por el color de sus primeros moradores.
Más tarde y ya mezclados con los gitanos, hicieron muchos sortilegios buscando el lugar exacto de los tesoros. Hoy en día aún no se sabe si fueron descubiertos por alguno de aquellos buscadores o si siguen escondidos.
Nuestra primera parada fue un mirador en mitad de la carretera, un pequeño espacio desde donde se admiraba la maravillosa Alhambra.
Seguimos andando y subiendo, pensábamos que aquella cuesta no acabaría nunca, hasta llegar al Mirador de San Cristóbal desde donde hay unas vistas increíbles.
Ya por fin empezábamos a bajar hasta llegar al Albayzín.
Según algunos lingüistas el nombre se debe a los pobladores de la ciudad de Baeza que se asentaron en esta zona de Granada, fuera de las murallas existentes.
Otros lingüistas dicen que viene del árabe al-bayyāzīn, que significa el arrabal de los halconeros.
Era día festivo, era el día de las cruces, y el barrio era un hervidero de gente. Las estrechas calles llenas, los bares llenos….
Antes de adentrarnos en el barrio nos dirigimos al Mirador de San Nicolás.
Paseando por el barrio nos encontramos la casa donde nació el cantaor Enrique Morente.
Seguimos nuestro paseo localizando rinconcitos tranquilos en medio del bullicio que había ese día.
Y llegamos a la Casa de Porras, una casa-palacio mudéjar del siglo XVI y que formó parte de la ocupación castellana tras la conquista de Granada.
Se utiliza para actividades culturales, promovidas por el Vicerrectorado de estudiantes de la Universidad de Granada.
Seguimos andando y llegamos al centro, donde nos encontramos una estampa totalmente andaluza.
El día había llegado a su fin, estábamos muertos de cansancio y empezaba a llover así que nos fuímos al hotel a descansar un poco para ir a cenar.