Es curioso pero se nota enseguida. Se ve en la cara sonriente de la gente rellenando de cubitos las neveras, en el son parsimonioso de la vida cotidiana y en la alegría del patio de luces, donde cuelgan a estas horas las toallas de secar salitre y sacudir calores.Y es que mi tierra no es la misma sin mar, sin mojito y cervecita en la sombrilla. Este Cádiz...salada claridad que decía el poeta. Mañana playita como que sí.
