Hoy se cumple una semana desde que el imparable fuego comenzó a asolar mis montes.
Hoy hace siete días que los letales incendios se adueñaban -gracias a las almas asesinas- de gran parte de mi preciosa isla.
Me ha sido imposible escribir durante estas jornadas, transcurridas entre el PC y el transistor.
No podía hacer otra cosa salvo buscar y rebuscar información. Sobre todo, teniendo en cuenta que lograron controlar uno de los gigantescos frentes de llamas, cuando se hallaba sólo a 8 kilómetros de mi hogar, de mi Refugio Verde.
Han sido muchas las lágrimas vertidas durante estas jornadas de pesadilla. Ha sido terrible el dolor sentido. Ha sido horripilante la nube de humo y cenizas respirada, que me ha producido una febril bronquitis de la que comienzo a curar poco a poco.
Hoy se cumple una semana desde que el infierno se desatase sobre mi universo verde. Sobre el mío y sobre el tuyo, porque todos estamos interconectados de forma natural.
Hoy, cuando aún arden mis bosques y montes...
Hoy, cuando aún mueren mis aves, insectos y mamíferos...
Hoy, cuando aún lloran mi corazón, mi mente y mis ojos...
Hoy, vuelvo a repetirme una y otra vez: ¿hasta cuándo?
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