Revista Talentos
Haz turismo invadiendo un país
Publicado el 07 agosto 2011 por McaellasSucederá en pocos días. Está anunciado. El que avisa no es traidor. Tienen tiempo de escapar. Por tierra o por aire. Por mar va a ser complicado. Yo ya lo hice. Estoy lejos, al otro lado del charco. Pero me indigno igual con un titular como éste: Carcelona batirá su récord de pasajeros de cruceros el 20 de agosto de 2011. La marea turística aparecerá tras la sombra de Colón y subirá por las Ramblas con paso firme y viento de poniente. Propongo colocar barricadas a la altura del Liceo. Francotiradores en el Ars Santa Mónica. Recibirlos al grito de No Pasarán. Todo de mentira claro, no vayan a acusarme de incitar a la violencia. Todo fake, de cartón-piedra, como les gusta a los guiris. Sangría y paella. Con faldas y a lo loco. Más vale ser punki que maricón de playa.
Para los que anden por la cárcel de oro les recomiendo escuchar este tema de los Celtas Cortos con el que titulé este post y releer Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer, la desopilante crónica que David Foster Wallace escribió sobre su experiencia como pasajero en un crucero por el Caribe. Se leen cosas como:
"Hay algo insoportablemente triste en los Cruceros de Lujo masivos. Como la mayoría de las cosas insoportablemente tristes, resulta increíblemente elusivo y complejo en sus causas y simple en sus efectos: a bordo del Nadir -sobre todo de noche, con toda la diversión organizada, la amabilidad y el ruido del jolgorio- me sentí desesperar. La palabra se ha banalizado ahora por el exceso de uso, desesperar, pero es una palabra seria, y la estoy usando en serio. Para mí denota una adicción simple: un extraño deseo de muerte combinado con una sensación apabullante de mi propia pequeñez y futilidad que se presenta como miedo a la muerte. Tal vez se parezca a lo que la gente llama terror o angustia. Pero no acaba de ser como esas cosas. Se parece más a querer morirse a fin de evitar la sensación insoportable de darse cuenta de que uno es pequeño, débil, egoísta y de que, sin ninguna duda posible, se va a morir. Es querer tirarse por la borda."