Hace 20 años, Mark Barsby-Finch, residente en Tewkesbury, Gloucestershire, (Reino Unido), quería tener un perro, así que se dirigió a un centro de acogida y se enamoró de Daysi, una perra Jack Russell, que le robó el corazón, a pesar de que ya tenía dos años.
Daysi, pasó de un espacio reducido a tener un jardín, en la casa de Marck, de donde se fugó un par de veces, lo que obligó a la familia, a reformar la valla, para evitar las fugas de la perra, pero una vez terminada las obras, perdió todo el interés por fugarse, ya que se sentía más que satisfecha con los paseos, eso sí siempre y cuando fueran por el campo, porque a pisar el asfalto, se ha negado siempre de forma radical.
También se ha negado siempre a comer comida de perros, no la puede ni ver, se ve que la que le daban en el refugio, antes de ser adoptada, no le gustaba y decidió, cuando tuvo un hogar, que en su vocabulario perruno, la frase, “comida para perros” no existía, así que come lo mismo que la familia, y no las sobras, si no que cuando cocinan, echan su ración y come antes que nadie.
Su comida preferida, es el pollo asado con puré de patatas, también le gustan las comidas que lleven chile, pero no demasiado, le encanta la comida china, pero no le hace ascos a nada que coman los humanos, pero lo que en realidad, la vuelven loca, son los cubitos de hielo, desde que un día jugando, tropezó con una máquina de hacerlos y los probó cuando se desparramaron, tanto le gustan, que es el premio que le dan cuando su comportamiento es bueno.
Ahora, con 22 años, que se calcula sean los 100 humanos, ha perdido algún diente, está un poco sorda y se pasa mucho tiempo durmiendo, pero... ¿Con esa edad, quien no? Daysi ha tenido su fiesta de cumpleaños, con tarta y su gorrito y se la ve lo más de feliz.
¡Felicidades Daysi, que cumplas muchos más!
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