Revista Diario

La aventura más grande de la semana: Cactus AKA Hana AKA Buffy! Pero para mí, siempre "mi gatita"

Publicado el 24 octubre 2012 por Ainosuke Kanon
Después de unas semanas desaparecido, vuelvo a la carga con mucho contenido personal. Sí, lo sé, había prometido que no volvería a pasar, pero si supierais la de deberes y trabajos que tengo que hacer para Bachiller! Aún no logro acostumbrarme, y eso que voy suficientemente adelantado en algunas asignaturas, pero es que, ufff! Pero bueno, no estoy aquí para quejarme de lo estresado que ando últimamente, eso lo dejaré para más tarde.
  • Estoy aquí para contaros mi aventura, aunque hace de eso dos semanas, seguirá siendo la aventura de "la semana". En esa aventura, conocí a Buffy. ¿Que quién es ella? ¡Miradla bien!

La aventura más grande de la semana: Cactus AKA Hana AKA Buffy! Pero para mí, siempre
Todo empezó cuando, una tarde nublada, mi mujer y yo decidimos que no teníamos nada para comer y que teníamos que ir a comprar al supermercado. Al salir, con dos bolsas llenas de alimentos de primerísima necesidad (no sé si lo sabéis, pero estamos a dieta), pasamos por delante de un jardín lleno de cactus. De pronto, un maullido bebé nos despistó de nuestro camino:
MIaaaaaaaAAUUUUUUUUuuuuuuu
La aventura más grande de la semana: Cactus AKA Hana AKA Buffy! Pero para mí, siempre ¡AjÁ! Un gato llorando estaba cerca. Lo buscamos con la mirada, entre los árboles, cuando, de pronto, yo la miré de hito en hito. Era una gatita de apenas un mes y medio, y estaba atrapada bajo unos malvados cactus. Fue una gran odisea, pero no podíamos dejarla allí. Estaba abandonada, sola y pidiendo ayuda con su finita voz.
La cogimos echa un basilisco (la cogió mi mujer, porque yo tengo un pavor inexplicable a los gatos) y mientras yo cargaba con las bolsas de la compra, Kanon la llevaba sujeta con una mano, con las uñas en ristre y los nervios de punta, preparada para atacar en cualquier momento.
Al llegar a casa, la encerramos en el amplio balcón que tenemos, con un poco de leche y de agua. No comió durante horas, es más, estuvo agazapada, escondida, debajo de un carrito de la compra. No fue hasta más tarde, cuando mi mujer, completamente protegida con manoplas y ropa, entró al balcón a darle de comer con una jeringuilla. Además, le curamos un ojito que tenía supurando, por algún tipo de herida, con un algodón y té calentito.
La aventura más grande de la semana: Cactus AKA Hana AKA Buffy! Pero para mí, siempre La gatita la recibió con un bufido, pero se tranquilizó enseguida cuando Kanon la cogió en brazos y empezó a darle de comer. Fue increíble, parecía otra gata, totalmente tranquila y mansa. Hasta yo me acerqué y la acaricié, con un miedo incipiente en mi garganta. No morí en el intento, gracias a Dios. Aprovechamos el buen ambiente para prepararle una camita y llenar de alfombras el espacio, para que no tuviera frío (también cerramos la ventana, por supuesto).  No utilizó la cama, pero le encontró otro uso (como escondite) y pronto se acostumbró a estar tranquila allí. Estuvo en casa tres días nada más, y aquello fue una gran aventura para mí.
Teléfono en mano, llamé a todo aquel que conocía que pudiera tener un gato. Nosotros no podíamos quedárnosla porque tenemos dos perritas y es humana, perruna y gatamente imposible. Creedme, no me habría importado dejarla en casa. La búsqueda de nuevo dueño fue agotadora. Facebook, Twitter, mails, teléfono... nadie. Nadie tenía un hueco para tal cachorrito de gato, tan bonita y mimosa. Desanimados y temerosos, creímos estar en un buen lío.
La aventura más grande de la semana: Cactus AKA Hana AKA Buffy! Pero para mí, siempre Es por eso que, al día siguiente la dejamos caminar por casa. Fue genial. Era tan pequeña y la casa parecía tan grande a su lado... No tardamos en empezar a jugar con ella y ella no tardó en exigirnos atenciones a todo momento. No quería que la dejáramos en el balcón y tampoco quería que hiciéramos nuestras cosas; se ponía a maullar enseguida, y sólo se le quitaba si le dábamos lo que quería. Tuvimos que ir a comprar arena de gato, y Kanon la enseñó enseguida a hacer sus caquitas y pipís allí. También la acostumbró a comer de los platos y no de la jeringuilla.
La gatita sin nombre (Cactus y Hana provisionalmente) era lista como ella sola y era encantadora, tremendamente encantadora. Nos conquistó por completo, pero nuestra relación era imposible. Aunque ella, la pobre, no tenía ni idea.
La aventura más grande de la semana: Cactus AKA Hana AKA Buffy! Pero para mí, siempre A mí, que siempre me he vendido como un amador de perros y un temedor de gatos, me llegó a salir alguna que otra lágrima cuando se la llevaron. No os penséis que la entregamos a un albergue, porque me negué en redondo a dejarla en manos ajenas y desconocidas que pudieran hacerle daño. Conseguimos que Tania, una buena amiga nuestra, le diera una gran oportunidad. Han pasado dos semanas y allí está, con su nueva familia, Tania, su mami y Kiara, su hermana mayor. Lloré amargamente cuando se fue, y la eché mucho de menos los días que siguieron su marcha.
Ya no escuchaba sus llantos cuando nos oía despertarnos y trastear en la sala. Tampoco sentía su calorcito en mi regazo, donde estaba cogiéndole gusto echarse a dormir, tampoco me quejaba de sus afiladas uñas trepando por mi pierna. Fue una despedida agridulce.
  • Pero ahora está contenta, feliz, gordita y querida en su nueva casa. Fue una gran aventura haberla conocido, y lo mejor, Buffy será siempre "mi gatita". ¡La culpable de que haya abrazado y besado a un gato como si nunca hubiera temido a estos bonitos felinos!

La aventura más grande de la semana: Cactus AKA Hana AKA Buffy! Pero para mí, siempre
Como final de esta bonita historia, os insto a recoger a todo animalito abandonado que encontréis y que, por supuesto, jamás abandonéis a vuestras mascotas. La calle es muy fría y dura para un ser tan lleno de amor y cariño. ¡No los decepcionéis!

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