“¡Quiero creer en ti, Ricky, déjame creer en ti!”
“Ruga la Tortuga”, como Plaza Sésamo pero sin Kermit the Frog o Elmo (o sea una mierda)
En vista de que el Canciller de la República del Ecuador, Ricardo Patiño, alias “Adonis”, se ha rehusado reiteradamente a hablar con medios de comunicación nacionales e internacionales – no comprometidos con “el proyecto” – sobre el tema de la valija diplomática, que contenía cuarenta kilogramos de cocaína líquida y que fue interceptada por la Policía Antinarcóticos de Italia en Milán, el pasado 11 de enero; el dueño de este blog decidió viajar hasta esa ciudad para obtener una versión de lo sucedido. Dado que la posición del gobierno italiano es de sobra conocida y la de su par ecuatoriano, un secreto mejor guardado el tesoro de Atahualpa, se ha recurrido a la última fuente disponible: la valija misma.
¿Cree que hay un complot en su contra?
No me atrevo a afirmarlo, tengo miedo… Sólo le voy a decir que hasta el 31 de diciembre del año pasado fui invitada a una cena con autoridades del gobierno, comimos pollo del KFC y bebimos champán Gran Duval – nadie puede discutir el exquisito gusto de los funcionarios –, todos se disputaban mi amistad, todos querían hablar conmigo o beber a mi salud; hoy, nadie me escucha, ¡nadie está interesado en dirigirme la palabra!
Pero usted fue capturada con cuarenta kilos de cocaína líquida, ¿qué otra cosa puede esperar?
Soy inocente de eso, me incriminaron.
¿A qué se refiere?
Jarrones donde Ruga la Tortuga puso sus huevos DE COCAÍNA.
Esa cocaína no la ingerí voluntariamente, alguien me la puso. ¡Yo jamás me convertiría en mula, ni por todo el dinero del mundo! ¡Soy una valija diplomática, por Dios!
¿Y quién es el responsable?
No lo sé… sospecho, pero prefiero no hablar. Ya le dije que tengo miedo… temo por mi vida.
Sin embargo, es evidente que usted debió percatarse de que estaba ingiriendo la droga…
¡No, no lo es! Escuche: dos días antes de mi viaje a Milán, fui a una fiesta con Christian Loor; nos emborrachamos con aguardiente y oyendo a Jorgito Celedón, ¡carajo, eso era una orgía! En cierto momento de la noche, perdí totalmente el sentido, así que es posible que, entonces, alguien me hiciera tragar los jarrones con droga.
Antes de poner “Qué bonita es esta vida” de Celedón y tomar los “aguardenticos”, todos se veían así.
¿Alguien?, ¿quién?
No lo sé.
¿Esa fiesta era para celebrar algo en especial?
Sí, que habíamos sobrevivido a un discurso que Ricardo “Adonis” Patiño dio en la Cancillería para ensalzar los logros diplomáticos de Kintto Lucas y la verdad es que se trataba de un adefesio más feo que las cadenas de los lunes donde el “Gobierno informa a las mandantes”. Varios diplomáticos han muerto de meningitis después de escuchar ejercicios de retórica similares, así que era un logro salir sanos.
Después de tomar los “aguardenticos” y oír a Celedón, todos quedaron así.
¿Por qué razón usted y Christian Loor asistieron esa noche al Palacio de Najas?
Yo por pendeja y para tomar trago caro gratis, y Loor creo que tenía que hablar con Patiño de alguna obra de teatro, algo así como Plaza Sésamo musicalizado por Shakira y en versión de emigrante ilegal… “Ruga, la tortura”, me parece que era el título.
¿Alguna vez vio “Ruga, la tortura”?
¡No, soy pendeja pero no tanto! ¡Con los discursos de mi amiwis Patiño y del mashi Rafael tengo suficientes payasadas para esta vida y la otra, hágame el favor…!
Christian Loor, víctima de la presión y la psicosis, ahora ES Ruga la Tortuga.
¿Qué relación tiene con Christian Loor?
Somos muy amigos. Nos conocimos en Italia en el restaurante de Jorge Redrobán; ambos pedimos el plato especial de la casa porque venía con “sorpresa del chef”. La sorpresa fue que, después de comerlo, terminamos en la sala de cuidados intensivos de un hospital con nombre de pizza. Esta experiencia nos unió muchísimo…
¿Y con “Adonis” Patiño?
Con él, especialmente, somos amiguísimos. Lo conocí en un concurso para medir la inteligencia, lo chistoso es que le gané sin ningún problema, ¡y eso que soy maleta! ¡Hasta ahora no se olvida de eso el condenado!
Ricardo Patiño no sabe por qué quedó último en el concurso de inteligencia. Sus asesores tampoco pueden explicarlo.
¿No cree que quizás ésa sea la causa de la supuesta conspiración de la que dice sentirse víctima?
Lo dudo, “Adonis” Patiño no tiene la inteligencia necesaria para ser artero.
¿Se ha comunicado con alguno de los otros sindicados?
Con ninguno, aunque gracias a un policía italiano, que es mi amigo, sé que Christian no ha resistido la presión y ahora dice que se llama Ruga y que es una tortuga. Los carceleros están furiosos porque todas las mañanas tienen que ayudarlo a ponerse en pie, ya que no puede levantarse por el caparazón.
¿Fideos pene?
¿Cómo lo tratan a usted los carceleros?
Bien, lo único que me molesta es que siempre me ofrecen “pene[1]” y a mí no me gusta.
Finalmente, ¿desea decirle algo a Ricardo “Adonis” Patiño?
Únicamente que no debe negarme y que admita que no sólo nos conocimos, sino que fuimos muy amigos. Si bien es cierto que nuestra relación tenía un tinte sadomasoquista porque él siempre me colocaba cadenas y candados, nos queríamos mucho. Yo no quiero sentirme usada y tampoco quiero pensar que soy víctima de una conspiración oscura, ¡quiero creer en ti, Ricky, déjame creer en ti!
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[1] Un tipo de fideo.