Revista Literatura

La Eterna lucha entre Libros y Películas

Publicado el 11 mayo 2015 por Cabaltc

Siempre he tenido un verdadero problema con las adaptaciones cinematográficas de libros. No es que no sea partidario de ver cómo un director se atreve a llevar a la gran pantalla el contenido de un libro, es que sé a ciencia cierta que hay muchas cosas que no se pueden mostrar.

En los últimos años parece que la industria del cine ha decidido explotar todas y cada una de las obras o sagas literarias que han cosechado un buen número de euros en beneficios. Harry Potter, El Señor de los Anillos, Millenium, … son sólo algunos de los ejemplos más exitosos de los últimos años.

Es muy cierto que ya hace mucho tiempo que los cineastas se basan en novelas para sus películas, y también es cierto que muchas de ellas son verdaderas obras de arte. ¿Sabíais que El Padrino de Francis Ford Coppola está basada en una novela? Y no sólo ella, sino también La Naranja Mecánica de Kubrick o Cadena Perpetua (basada en una novela de Stephen King).

Sin embargo, creo que llevar un libro a la gran pantalla tiene unas imposibilidades vitales que una película no puede mostrarnos.

Por qué un libro siempre será mejor que una película

¿Por qué creo que un libro siempre suele ser mejor que su homónimo cinematográfico? Es bastante sencillo si os paráis a pensarlo:

  1. Introspecciones y pensamientos. En un libro es extremadamente fácil hacer una acotación al margen de una situación para ponernos en la piel de alguno de los personajes y escuchar lo que siente o piensa. No sólo en formato libro, sino también en comic o novela gráfica. Marvel** está ahora de moda, pero sus cómics incluyen una serie de viñetas en las que sus personajes piensan o sienten, que nos sirven para entender un poco mejor a la persona que hay detrás de la máscara, pero que son casi imposibles de llevar a la gran pantalla. Si, es cierto que los monólogos ayudan, pero en general son un recurso que ralentizan mucho la acción. Y una película es extremadamente más dinámica que un libro, y no suele poder permitirse incluir estos lujos.
  2. Narradores omniscientes. Un libro siempre puede estar narrado desde el punto de vista de su protagonista, pero también puede hacerlo alguien que ya conoce todo lo que va a suceder. Te ofrece detalles, características y explicaciones que de otro modo no podrías tener. ¿Cómo incluir esto en una película? Pocos lo consiguen resolver con éxito.
  3. Lugares de fantasía. Cuanto más estrambótico es el lugar en el que suceden las acciones de un libro, más difícil es para una película el acercarse a imitarlo. Hay contadas excepciones que tienen la suerte de encontrar ubicaciones tan fantásticas similares a las de un libro, como el Señor de los Anillos y Nueva Zelanda, pero en general siempre se quedan un pequeño paso por detrás de los lugares que te ofrece un buen escritor.
  4. Y la que para mi es la razón más importante de todas, la posibilidad que tenemos de imaginarnos todo a nuestro gusto. Salvo Tolkien con sus extremadamente detalladas descripciones, lo normal es que un escritor deje parte del escenario o de las situaciones a la imaginación del lector. Esa es la verdadera riqueza de un libro. Porque las mismas páginas leídas por personas diferentes pueden resultar en escenas totalmente distintas. Y hay lectores, entre los que me incluyo, a los que nos gusta omitir cierta parte de las descripciones de un libro para imaginar nosotros la composición de lugar a nuestro buen criterio. Esto en una película es imposible. Las escenas nos vienen impuestas, los escenarios y los personajes también.

En definitiva, una película elimina esa parte de interacción con el espectador, en donde le da la posibilidad de ser él quien rellene los huecos que le faltan a su historia, para que pueda hacerla suya.

Entonces…

¿Tiene una película ventajas sobre un libro?

Por contra, sí que es verdad que el formato audiovisual ofrece unas posibilidades que no ofrece una buena novela. La magia de poder ver a tus personajes en pantalla haciendo cosas increíbles que difícilmente eras capaz de imaginar, el hecho de verlos respirar, sudar y sentir… son cosas que en algunos casos superan a nuestra propia imaginación.

Y sobre todo, puedes disfrutar de una película en compañía de tus amigos o tu familia y luego comentar durante horas o días su contenido. Cosa que con un libro es más complicado.

¿No os ha pasado nunca que termináis un libro y necesitáis hablar con alguien de él? ¿Y no encontráis a nadie que se lo haya leído todavía? Es algo muy frustrante que convierte la lectura en una afición un poquito solitaria.

En general, una película nos hace más fácil la transmisión de una historia. Nos cuesta mucho menos empaparnos de ella, y no nos requiere de un esfuerzo interno por imaginar y crear un mundo. El director, los guionistas y actores son los que hacen todo el trabajo por nosotros.

Sin embargo sólo hay dos tipos de libro que sean realmente geniales como películas:

Aquellos en los que el trabajo descriptivo del escritor es increíblemente detallado (Tolkien) o ya pensado en un formato cinematográfico (George R.R. Martin)
Aquellos con una narrativa tan pobre que es extremadamente fácil mejorarla en la gran pantalla (me voy a abstener de poner ninguna saga aquí, pero me se de una de vampiros y otra de un joven millonario sadomasoquista que serían un ejemplo perfecto).

Todo lo demás, en cuanto dejan un mínimo de contenido a la libre creación del lector, siempre va a perder al ser llevado al cine.

Una vez que ya has leído un libro, has creado las caras de tus personajes, has creado sus vidas y sus historias en tu mente… es extremadamente difícil que tu visión sea la misma que la de esas mismas personas que crean una película. Y la frase una imagen vale más que mil palabras es mucho más poderosa de lo que parece. Porque una vez que has visto a los personajes que el director tiene preparados para ti, te será casi imposible desligar el libro de la película.

Esto es un verdadero problema si tienes auténtica pasión por los libros. A mi sin ir más lejos Peter Jackson me ha dejado sin poder volver a leerme El Señor de los Anillos sin ver a sus actores, sus situaciones y las sensaciones que estos despiden. Hice un esfuerzo y me leí los tres libros por treceava vez, pero mis sensaciones al leer uno de los libros que más adoro se vieron sustituidas por las sensaciones que Peter Jackson quiso transmitirnos.

¿Son estas sensaciones peores o mejores que las mías? Da igual la respuesta, lo importante para mi es que no son las mías.

En conclusión

Seguiré teniendo por costumbre leerme siempre los libros antes de ver sus adaptaciones al cine. Me gusta vivir mis propias historias, me gusta sentirme identificado con los protagonistas o antagonistas de los libros que leo y me gusta imaginar.

Sin embargo, no os engañéis, después de habérmelos leído es prácticamente seguro que iré a ver la película. Porque también me encanta el cine, y nos ofrece muchas cosas que nunca se nos hubieran ocurrido, y ayuda a que enriquezcamos nuestra capacidad de soñar.

Aunque siempre preferiré un buen libro a una buena película.

Escrito por David Olier para el blog El Rincón de Cabal

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