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¿Alguna vez has puesto atención a cómo habla la gente que es considerada inteligente y altamente competente en ciertas áreas? Probablemente resulte difícil rastrear minuciosamente todo lo que dicen, sobre todo si está interesándonos tanto que tienen toda nuestra atención y, a la vez, están echando a andar a nuestro cerebro a todo lo que da.
Pero creo que, entre otras tantas, existe una incidencia que, al menos yo, he notado. Si escuchas lo que dicen, si los escuchas hablar de lo que conocen, verás que reconocen lo que no saben, no rellenan lo que no conocen con suposiciones y apariencias.
Antes de continuar con por qué creo que esto es, déjame compartirse una definición extremadamente sencilla (y útil, me parece) de lo que la inteligencia es. Esta definición se la escuché a una maestra de la universidad:
La inteligencia es la capacidad de relacionar.
Listo, yo agregaría que es el deseo y capacidad de relacionar, pero bueno, cada quien puede confeccionar un variante y propia definición. El punto es que si la inteligencia es la capacidad de relacionar, eso quiere decir que aquel que tiene ampliamente desarrollada esa capacidad, sabe que si no cuenta con elementos suficientes para relacionar, las relaciones que cree serán ficticias y no funcionales (será un creencia y/o suposición, no más). En cambio, si está consciente de lo que no conoce, podrá buscar la información que le hace falta y saber que su percepción de las cosas está limitada por lo que desconoce.
El reconocer su propia ignorancia le da la oportunidad de crecer, y de sobrepasar dicha ignorancia, si bien para reemplazarla por una nueva, pues nunca alcanzamos a saber todo lo que hay por saber. El reconocer lo que no sabemos nos da la visión necesaria para ubicar lo que tenemos por aprender, nos da perspectiva.
Si nos aferramos a pretender que sabemos lo que en verdad no sabemos, nos limitamos y encerramos en un mundo imaginario donde la autorreferencia y el narcisismo son la pauta por la cual guiamos muchas de nuestras acciones. Esto es un recurso usual, después de todo, es más placentero creer que no tienes faltas en tu pensamiento que enfrentar la verdad de sus carencias.
Reconocer la propia ignorancia, requiere algo de valentía, pues requiere mostrarnos vulnerables, pero si no nos mostramos vulnerables y como somos, simplemente estamos levantando una cortina de ficción tras la cual de nosotros sólo se percibe una sombra. El hecho es que desconocemos demasiado, la mayor parte de las cosas, es parte de la condición humana.
Si alguien tiene un problema con tu ignorancia y te compara, quizá sea momento de enfrentarlo con el hecho de que todos somos ignorantes sobre diferentes cosas, que un aparente conocimiento completo sólo es un disfraz tras el cual un carácter débil se esconde. Toda opinión está llena de vacíos, permisos y preferencias; quien asegura tiene temor de estar equivocado, busca alguna superiodad, alguna seguridad para sí.
¿Has escuchado que entre más sabes, más dudas y menos supones; y que entre menos sabes, más crees saber? (mira aquí) ¿Has escuchado que tendemos a estar seguros de lo que pensamos sólo porque somos nosotros quienes lo pensamos? (mira aquí)
No tienes ninguna responsablidad por complacer a otros con los datos de trivia que quisieran que supieras, lo importante es que activamente busques lo que en verdad te interesa y lo compartas con la gente adecuada. Ten el valor de reconocer lo que no sabes, pues esto te llevará a encontrar más rápidamente lo que requieres para crecer y ser (y saber) lo que quieres ser. Basta complementar tu reconocimiento de lo que no sabes con el deseo por saber, por investigar, y preguntar (curiosidad).
De esta forma puedes encontrar oportunidades de crecimiento en diversas áreas de tu vida y en las diferentes categorías que se han designado para la inteligencia. Por ejemplo:
- Interpersonalmente, en vez de juzgar a una persona, reconoce que prácticamente nada sabes sobre ella y sé curioso sobre ella, hazle una pregunta.
- Si alguien te comenta algo sobre un tema o disciplina que no conoces, en vez de quedarte callado pensando que no sabes nada sobre el tema, o que suena aburrido, di algo como ‘No sé nada sobre lo que me hablas, pero cuéntame más’.
- De entre las cosas que te gustan pero no sabes hacer, reconoce tu gusto y pregúntate cómo se hace. Reconoce que no tienes ciertas habilidades o conocimiento y acércate a ellas desde donde te parezca más cómodo.
- No sabes qué hacer con tu vida y tu persona, reconócelo, admítelo y haz un experimento. Reconoce tus límites, conoce tu mundo, viaja, aprende.
Orbita lo que te enigma.
Cuántas veces he visto a las personas (incluído yo) descartar algo sólo porque sonaba raro, porque no lo conocen, no lo han hecho, o les parece demasiado (en realidad, sólo lo suficiente como para negarse) diferente. Da la bienvenida a la incomodidad de no saber y ser torpe y, a la vez, déjate entusiasmar por la cercanía de la sorpresa de las cosas que estás por descubrir.
Saberte ignorante te ayudará a conocerte mejor a ti mismo y al mundo que te rodea. La ignorancia es una oportunidad que aquellos que tienen un deseo toman. No es algo negativo como se supone (por eso agregaba que ser inteligente es el deseo y capacidad de relacionar), es simplemente una parte de la experiencia ser humano que te indica dónde estás.