Revista Diario

La impostora

Publicado el 20 marzo 2024 por Sassenach13
Hoy le toca el turno al último reto de escritura creativa que descubrí hace unos años. Creo que incluso diseñé un logo para ello. Si lo encuentro lo usaré en próximas participaciones.
No recuerdo demasiado bien su mecánica, aunque creo que la propuesta se publicaba en el blog de la persona anfitriona un domingo y hasta el miércoles de la semana siguiente se podía contribuir con tu propio relato. A veces se proponía una temática, otras una imagen como inspiración, otras se pedían además unos requisitos de extensión.
El caso es que hoy lo retomo. La anfitriona en este caso es Tracy y podéis conocer su propuesta pinchando sobre la imagen que dejo al final de esta entrada.
Yo he decidido usar como excusa para mi relato la imagen siguiente.
Galería acristalada estilo Art Noveau.
Antiguo cartel para la sección de Retos de escritura creativa en este blog

LA IMPOSTORA


Es domingo. En el exterior la nieve ha dejado paso a los primeros brotes de primavera y todo en el jardín parece lleno de vida. 

Avriel contempla el paisaje a través de las coloridas vidrieras con adornos florales. Allí en el invernadero, a los pies de su silla, Éclair, su fiel Basset Hound, siestea. La paz de las tardes siempre trae la misma estampa a esa parte de la mansión de los Moreau. En unos minutos Mary traerá, en una preciosa bandeja rectangular de plata, té y pastas para la merienda de la niña.Cuando llegue, ambas intercambiarán unas pocas palabras entre ellas, bien sobre el tiempo, bien sobre sus ropajes o cabello, bien sobre el libro que su tutor se empeña en que lea y que la niña abomina.
Por un momento la sensación de plenitud primaveral es tan real para la niña que siente el calor en sus brazos y en su rostro. Incluso cree notar un hormigueo en sus piernas. Como respuesta una enorme sonrisa se dibuja en su boca. Avriel se ilusiona pensando que sus piernas inertes se mueven y la permiten corretear con el resto de los niños. Pero, a sus nueve años, es demasiado sensata para dejarse abandonar y creer en el milagro. Y de repente recuerda. Ella no debería estar allí. Ni siquiera debería llamarse Avriel. Todo lo que la identifica, más allá de sus ropas, es prestado. La auténtica Avriel yace enterrada en una sepultura sin nombre en un país que un día sí fue el suyo, al menos el de esta Avriel impostora.De repente, la humedad inglesa se mete en sus huesos y hace de su frágil cuerpo un infierno de dolor. Un dolor de igual intensidad que cuando dormía en la calle y era una niña andrajosa en las calles parisienses. Pero también es un dolor distinto, más profundo y más arraigado en su alma.En el reloj de péndulo del salón las agujas marcan las cinco. Mary con su proverbial puntualidad inglesa irrumpe en la galería. Como siempre, aunque trata de disimular, sus palabras de cortesía, llegan unos segundos más tarde de que su mirada se pose sobre las cicatrices del fuego en el lado izquierdo de la cara de Avriel.La niña hoy no soporta la pantomima y llora de rabia. Al principio lo hace en silencio, pero enseguida lo hace entre gritos y aspavientos. No tolera esa jaula de oro que la tiene apresada y que ni siquiera la pertenece.Sabe que Lucien, el padre de Avriel, no hubiera soportado la pérdida de su única hija en aquel incendio. No con la muerte de su mujer tan reciente.Avriel también sabe que Gérard, médico y amigo de la familia, actuó de buena fe para proteger a su mejor amigo de la locura, pero ¿y ella? ¿Qué pasa con ella y su conciencia?


Nueva-firma-literaria-julio-2022 _ _ _
Para ver las historias de los demás participantes y las condiciones de esta edición podéis pinchar en esta imagen.
La impostora
Espero encantada vuestros comentarios y visitas.
Un abrazo.
Hace años, cuando escribía, casi con la misma rapidez con que llegaba el aire a mis pulmones, te invitaba a que paseases también por este rincón. Pero, por un tiempo, las letras me abandonaron y me refugié en el scrap, la bisutería y el mi-media y la costura a máquina. 
Producto de esa etapa nació: www.fabricadeartesania.com Afortunadamente, las letras regresan de vez en cuando a mi vida. Y no pienso renunciar a ellas, si puedo evitarlo.Te lo contó Rebeca.

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