ace muchos años viajé a la India por primera vez y cometí dos errores fundamentales: el primero, tratar de hacer todo por mi cuenta y el segundo, pretender pasar desapercibida siendo extranjera. No me esperaba que fuese tan complicado reservar un ticket de tren, encontrar un hotel decente y que todos los comerciantes al escuchar mi acento ¡me viesen cara de millonaria!.
Años más tarde volví de nuevo, pero esta vez contraté una empresa que se ajustara a mis necesidades. Tenía la errada concepción que tales empresas solo ofrecían un tour generalizado y comunitario para muchas personas…¡cuán equivocada estaba! Y es que India es tan económico que podemos darnos el lujo de tener un chofer y un guia que hable español a nuestra total disposición y lo mejor de todo: ¡a precios sumamente razonables!
Mi segundo viaje fue mágico, auténtico e inolvidable…
Mi amiga Martha había viajado el mes anterior contactando a Nary de Western India Nature Tours. Yo había comprado mi primer auto nuevo unos meses antes y andaba un poco escasa de dinero. Me metí en su página web en español donde me daban la opción de cotizar lo que se me antojara y así comenzó mi gran aventura.
¡Dormir sin Cucarachas!
Mi vuelo llegó a Nueva Delhi a la media noche. Arvind, un chico moreno de sonrisa serena me recogió al aeropuerto y me dejó en un hotel cuatro estrellas que seleccioné el cual se ajustaba a mi presupuesto. Estaba muerta y mi cuerpo pedía a gritos una cama confortable. La habitación era impecable equipada con un grueso colchón Occidental y pude recordar como en mi viaje pasado dormí en hoteles con ¡cucarachas y colchonetas delgadisimas!
El Thali y el Lassi
La mañana siguiente partíamos a Jaipur “la Ciudad Rosa” y capital de Rajasthan, el estado principesco. Devoré el delicioso desayuno continental incluído en mi paquete. El mesero era un joven muy parlanchín que sonreía cada vez que se aproximaba a la mesa. Entendía la mitad de lo que me decía pero no quise ser descortes y le devolví cada sonrisa. La música devocional, la decoración y las túnicas de hilo blanco de los caballeros le daban un toque místico al ambiente.
Mi chofer y yo nos entendíamos por señas, el lenguaje universal, y durante los 263 kilómetros de recorrido hacia Jaipur toda vaca, camello, elefante y hasta las bandadas de monos quedaron registrados en mi cámara para la posteridad.
Le pedí que me llevara a comer a un restaurant tradicional y por vez primera probé un exquisito thali. Venía en una bandeja de acero inoxidable con varios cuencos que contenían guisos de diversos sabores dignos de la más alta cocina mundial.
La Ciudad Rosa atrapó toda mi atención. Tierra de ensueño, evocadora de leyendas e historias salidas de las mil y una noches, de palacios encantados, de fortalezas y templos que parecen construidos por los mismos dioses, y calles pintorescas. Su gente era amante y defensora de sus tradiciones ancestrales, demostrando en todo momento su hospitalidad con el turista
El chofer me ha dejado en el hotel y al tras un breve descanso y una ligera ducha he bajado a la recepción para un momento especial. Por fin tras dos meses de contactos casi diarios he conocido a Narender Singh apodado Nary, el director de la agencia de viajes con la cual he organizado todo el itinerario. Lo que comenzó como una relación comercial, terminó en una amistad muy especial con él, su esposa y toda su familia. Acto seguido hemos ido a tomar un Lassi en el sitio màs tipico de Jaipur, se trata de una bebida a base de yoghurt típica de esta región. El ruido y el colorido de la ciudad se hace presente en los gestos y la vestimenta de su gente. Después de refrescarnos hemos visitado el templo de la familia Birla dedicado a la diosa Laxmi, posteriormente el templo de Ganesha (hemos comprado y ofrecido al dios sus dulces de azúcar y lentejas) y también otro templo dedicado a Hanuman, el dios con cara de mono. ¿Qué decir? Hemos sido bendecidos 3 veces por Laxmi, Ganesh y Hanuman y ya comienzo a plantearme seriamente no comer más carne de res…
Para cerrar el dia con broche de oro hemos visitado un hotel resort que que tiene en su interior un excelente restaurante y lo más especial es su parque de atracciones, donde podías encontrar de todo, desde un astrólogo, un mago hasta un masajista de cabezas…
Compartir con una Familia India
El llamado a la oración de las mezquitas se coló por mi ventana. Luego del desayuno: una deliciosa Poha (especie de paella vegetariana), Aloo paratha con Dahi (un pan hecho de papa con yogurt) y masala chai, caminé por las inmediaciones del hotel hacia unas estrechas callecitas para comprar algunos souvenirs. Me probé un sari en las tienditas callejeras. Ese dia Nary tenía reservado para mí una de las sorpresas más agradables del viaje…nada más y nada menos que la oportunidad de compartir un dia con una familia India. Tal vez para algunos parezca insignificante, pero luego de venir a la India y palpar que las costumbres y comportamientos son tan diferentes, muy dentro de ti se despierta la gran curiosidad de conocer de cerca a una familia desde su intimidad.
Nary vive con su padre, su madre, su esposa y su hermano. Es lo que llaman un joint family. Al llegar he saludado a todos por orden jerárquico con un namaste. Primero a su padre, luego a su madre y asi sucesivamente.
Su casa es muy bonita y sencilla. Espesas cortinas, alfombras y mullidos cojines ofrecen confort al visitante. Casi me quedo sin aliento cuando Nary me explica que su matrimonio es concertado. Lleva poco tiempo casado y su esposa fue seleccionada por sus padres. Pensé que solo se veía en las películas…
Pasé a la cocina donde tenían preparada mi primera clase de comida India…¡no lo podía creer! Cociné Dal Baati Churma (Lentejas y una especie de pan hecho de harina de trigo) Mi creación formó parte de la exquisita cena. Al final de la velada se estrecharon los lazos de amistad. Nary me dijo que ahora yo era su hermana menor lo cual ha sido un gran honor para mi.
Los Havelis de Mandawa
Los Havelis son antiguas mansiones en Rajasthan y Mandawa es un pueblito a 190 kms de Jaipur. Dias más tarde mi compañero de viaje y chofer Arvind me llevó en la camioneta. En el camino tomamos unos snacks de pakoras con masala chai. Arvind me ha enseñado algunas palabras en hindi.
Dire dire: despacio
Agué choló: más adelante
Piché choló: un poco hacia atrás
Tora tora: poquito
Yaada: mucho
Algo tan simple fue mi tabla salvavidas ¡en muchas ocasiones!
Llegamos al hotel con un hermoso decorado tradicional. Lo más hermoso del pueblo es el fuerte de Mandawa, un edificio del siglo 18, sus havelis y mi guia oficial, un niño de 15 años que hablaba perfectamente en español y conocía otros cinco idiomas…me quedé estupefacta…
Para cerrar el dia, una chica con un hermoso sari posaba frente a un pintoresco haveli, se dejó fotografiar sin objeciones…sin embargo, su “amabilidad” me costó 50 rupias.
Magia en el Desierto del Thar
La aventura apenas comenzaba camino a Jaisalmer, una ciudad que antaño fue un estado principesco. Esta localidad se encuentra en pleno desierto del Thar y las temperaturas eran elevadas. Se caracteriza por su deslumbrante fortaleza, rodeada por una muralla de 5 kilómetros, y sus casas de color amarillo construidas en piedra arenisca. La escasa presencia de vehículos de motor, le da a esta maravillosa ciudad, un fantástico ambiente medieval. Da gusto pasear por sus callejuelas y explorar sus rincones. Sus habitantes son muy amables y los comerciantes no suelen agobiar demasiado, a pesar de ser uno de los destinos turísticos más populares. Arvind y yo caminamos un poco por la ciudad.
Al caer la tarde presenciaría uno de los espectáculos más increíbles y mágicos que India pondría ante mis ojos. Tomé una cabalgata en camello para llegar a un villa cercana a la ciudad. Alli pasé la tarde entre las dunas de arena, descansando en un charpoi (cama trenzada) dentro de las relucientes tiendas de campaña con otros turistas. Al caer la noche, varias bailarinas conocidas como Gorbandh bailaban al son de la música floklórica enfundadas en brillantes ghagras (faldas) y coloridos cholis (blusas). Antorchas de fuego iluminaban sus cuerpos y todos permanecíamos hipnotizados ante el encanto de tan maravilloso espectáculo…
Jodhpur la Ciudad Azul
Jodhpur es la segunda ciudad de Rajasthan después de Jaipur, construida a los pies de la fortaleza de Mehrangarh, una de las más grandes e importantes de toda la India. Aparte del por el color de sus casas (la mayoría de la ciudad antigua están pintadas de azul), y la calidad de sus especias, es conocida por ser una de las ciudades de la India con más dias de sol al año y, por tanto, con menos precipitaciones registradas. Así, se le conoce como la ciudad del sol.
Dentro del palacio se encuentran los mas preciados tesoros del príncipe. Armas, vestidos, pinturas y demás elementos que se encuentran en perfecto estado. La vista desde el fuerte es fenomenal ya que se encuentra a lo alto de la colina y se domina toda la ciudad.
A los pies de Mehrangarh se extiende el barrio de Brahmapuri, asentamiento donde residen los miembros de la casta de los brahmanes. El color azul de sus casas tiene su origen en la devoción de esta casta por el dios Krishna, que tiene la piel de este mismo color.
El calor es agobiante y he regresado temprano al hotel para descansar. La ciudad luce organizada y amigable para el turista. Las estrechas calles albergan muchos sitios donde tomar un dulce y aromático yoghurt.
Udaipur, la Ciudad de los Lagos
El camino a Udaipur está colmado de verdes cultivos de cebolla lo que demuestra la abundancia de agua en la región. He visto por la ventana del auto la procesión de una boda. El novio en un elefante como todo un príncipe, seguido por una comparsa de personas bailando a su paso. Udaipur es la ciudad más Occidentalizada de Rajasthan en mi opinión. Udaipur es un escenario de película, rodeada de colinas, bañada con dos lagos, con calles estrechas, rebosantes de vida y escenas cotidianas. El City Palace domina la ciudad, un complejo de palacios construídos a partir de 1559 que descansa a orillas del lago Pichola. Desde los balcones del palacio las vistas son espectaculares. Imponentes jardines, terrazas y corredores se aprecian desde la distancia.
Los Ghats del lago Pichola albergan una comunidad muy activa. Chicos que se refrescan del calor, mujeres lavando ropa y los hombres charlando debajo de una higuera.
Los hoteles de Udaipur compiten con sus vistas desde las terrazas, desde alli se visualiza toda la ciudad, el lago y sus islas.
El Templo de las Ratas
A 32 kilómtetros de Bikaner queda Deshnoke. Esta pequeña aldea, es famosa por el templo de Shri Karni Mata, más popularmente conocido como el templo de las ratas sagradas, único en todo el mundo.
Este templo tiene la particularidad de alojar miles de roedores, que se pasean de un lado para otro por todos los rincones posibles, y son alimentadas por las ofrendas de los numerosos peregrinos. Entre ellas, existen algunas blancas, las cuales son más bien escasas, y es un signo de buena suerte el encontrarse con alguna. Por mucho que deambulé por los pasillos no pude ver ninguna, será en una próxima ocasión.
No puedo esperar a conocer el Norte de la India…empezaremos por el Taj Mahal…una aventura que promete!
Continuará…
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Fotografias
Cortesía de Western India Nature Tours
Ilustraciones:
Lorena Mena