Unos grandes jardines se divisaban desde allí , eran inmensos, realmente hermosos, la lastima era que pocas veces tuviésemos acceso a ellos los ciudadanos de esta a veces desagradable, contaminante, absurda gran urbe, aunque ello no quita que tuviera sus pequeños encantos por ahí escondidos en la capital pero muy bien ocultos como un valioso tesoro para evitar ciertos malos deseos.Desde ellos, se podían distinguir claramente esos lindos cisnes, esos pequeños peces que refrescaban su cuerpo, bañándose, jugando en las limpias aguas de nuestro querido río, en un tiempo sucias y contaminadas, ahora sin embargo daban un toque muy especial a este lugar tan céntrico.Todo en ella era majestuoso, pero esta zona en particular era distinta del resto, si muy diferente.El palacio sus jardines su río, el estadio, la iglesia, todo parecía haber sido diseñado de una forma muy especial, todo ello tenia exactamente eso un encanto muy especial.Muchas tardes hubiese deseado dejar todo de lado escapar a adonde allí a esos jardines, y permanecer entre sus paseos empedregados horas y horas, contemplar mi imagen en su fuente para poder ver claramente como era, como pensaba e imaginar como desearía que fuese.Cuantas veces me sentí paloma e imagine volar entre los arbustos, entre los sauces y cuantas veces desee ser un pez para abrazar con mi cuerpo esos secretos. Palabras de amor, tristezas, alegrías, problemas que tantos habíamos intentado hacer naufragar en sus tranquilas aguas. Si tu pudieras hablar, ¿Qué que me dirías? A veces allí sentada, mirando fijamente las torres del palacio imaginaba aquellas un preciado juguete, un preciado juguete con sus guardas y su príncipe de plomo e imagina ser esa princesita feliz que bailaba alegre en esos grandes y alfombrados salones, que abría los balcones para poder divisar totalmente su ciudad, su pequeño y maravilloso reino. Nunca quería apagar las luces por que temía verlo desaparecer. No le gustaba estar sola y al vez por ellos fracaso, pero de pronto todo ese mundo mágico creado en mi imaginación desaparecía para sin saber como estar platicando con sus estatuas, a las que pedía consejo de las que recibía he de reconocerlo buenos consejos. Ellos si son verdaderos sabios, años, cientos de años llevan allí emplazados, escuchando, viendo miles de cosas, con tantísimo tiempo para pensar y reflexionar. Ellos aunque de piedra saben y sienten mas que nosotros.Pero aquel día no le hice caso y lo siento se que herí su orgullo, pero era algo tan horrible, no, no quería, aceptarlo y como el afirmo yo era esa princesita de juguete, en un reino de verdad, en una ciudad desorbitante, en una sociedad compuesta de hipocresía, envidia y desengaños. En un mundo inhumano. Ese juguete se hizo añicos y la princesa que brevemente había bailado alegre, vivió momentos felices pero efímeros, porque era solo eso un juguete.El palacio ese templo maravilloso que la protegía desapareció para no volver jamás. Y se quedo sola, hundida en un abismo sin fondo, en una soledad poco comúnSolo con el tiempo se fue creando en torno suyo una coraza resistente una fría capa de hielo capaz de desafiar a ese mundo tan……..Ya no se oía nada en el parque, la avenida estaba desierta, las farolas medio apagadas, solo la luna brillaba majestuosa en las alturas. Todo era calma y quietud. Solo el rumor del aire, ligera brisa movía los sauces en rítmicos movimientos solo el rumor del agua al rozar su fría superficie desplegaba lejanos murmullos.“La vida es la única maestra de la vida”Era como un bello cantar, mágicas notas que en las frías noches del invierto ese pequeño coro de bailen recitaba sin cesar. Era una hermosa canción que decía mucha verdad.Las tinieblas, la soledad y la tristeza de la noche lo cubrieron todo pero algo en lo más profundo del paseo, principal seguía brillando con fuerza, hacia grandes intentos de seguir emitiendo esa luz con la misma intensidad, sin parpadear, fija allí, sin temer ni la noche, ni al frío, ni a la soledad, nada, era solo un deseo.“El deseo de vivir”Algo sonó a mis espaldas, me volví rápidamente y encontré una rama partida sobre mis manos, algo, me dije anda mal. Cogí mi linterna y busque, pero nada encontré.Después pasados cinco segundos, oí algo como llamada de auxilio, una llamada tímida y vergonzosa, como un grito de desahogo que no quería, salir a la superficie.Pero por fin salió y fue horrible y como las palabras son aire y se las lleva el aire. El viento hizo lo demás. Ese grito ¿Qué era? "Mi amor"
Marijose Luque.-
Fotografía de la red