Revista Diario

La sombra

Publicado el 04 octubre 2017 por Laika
LA SOMBRA
Me contaron la historia de un niño que le llevaron a conocer el mar. El pequeño niño al ver la arena de la playa y el agua que jugaba con ella, sintió deseos de correr con sus pies descalzos riendo y saltando. Pero he aquí, que de repente algo oscuro le salió al encuentro y un miedo instintivo le llevo a gritar con todas sus fuerzas buscando desconsolado los brazos de su mamá.
La madre corrió a su encuentro con la enorme preocupación de que una medusa o cualquier otro bicho le hubiera picado, pero no pudo dar con la causa del miedo de su retoño.
Fue al día siguiente, a su regreso a la playa y el niño volvió a gritar de nuevo, cuando se dio cuenta de que una sombra oscura se proyectaba en la arena con la silueta de su pequeño y era la causante de sus gritos.
Después de haberle cobijado entre sus brazos con inmensa ternura, el niño se sintió seguro y cejo en su llanto poco a poco mientras el sol le besaba con ternura.
Su hermano mayor un niño de sonrisa pícara y ojos bellos, se le acercó y le tomó de su mano mientras le animaba a pasear.
-Mira- le decía- no tienes que tener miedo, siempre nos acompaña y no pasa nada...
Animado por la experiencia y la seguridad de su hermano mayor a pesar de sus también pocos años, corrieron los dos al unísono  bajo la mirada atenta de su madre.
Ya desde la infancia al descubrir nuestro propio yo a través de la sombra, nos asustamos.  Con el paso de los años no logramos hacer la paces con ella, porque en el fondo nos da miedo profundizar en nuestro interior y aceptarnos tal cual somos.
Nos limitamos a aceptar aquello de nuestro propio ser que conocemos ligeramente, pero hay otro conocimiento que se nos escapa e ignoramos, que se agazapa en nuestra sombra.
La sombra según los entendidos es todo aquello que rechazamos de nuestro carácter y personalidad.
Una parte de nuestra manera de ser se manifiesta ante los demás y otra permanece oculta. A veces nos vemos reflejados en ellos precisamente en aquello que detestamos.
La sombra, abarca y esconde nuestros miedos e inseguridades, nuestra capacidad para el bien y para el mal, nuestros condicionamientos a causa de la educación...
De ahí que ese mundo desconocido nos cause temor.
A veces la imaginación y el miedo,  distorsionan nuestra propia sombra creando figuras que no reconocemos como propias.
Esta dama como fiel compañera nos seguirá a todas partes, pero me gusta pensar que siempre habrá un hermano mayor que cogerá nuestra mano en el camino de la vida, como el del protagonista de mi historia, o los besos de una madre, dándonos seguridad.
En fin...tampoco quería traer yo aquí un tratado de psicología. Simplemente relatar la bonita historia de un niño que le llevaron a conocer el mar.

P.D. Dedicado a Manuel y a Pablo.


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