Revista Talentos

La ventana

Publicado el 22 febrero 2024 por Nuria Caparrós Mallart @letrasyvidas
La ventana

Imagen: Hanna Tims

Alguna vez escuché que el corazón no se cura cerrándolo sino al contrario, abriéndolo, aunque sea despacito, como una ventana a través de la cual permites que entre una brisa fresca, esa sensación de que el día (o la vida) trae una nueva oportunidad. Siempre tuve dudas sobre esta creencia, cuando te rompen el corazón lo que en ese momento necesitas es defenderlo, impidiendo que nada ni nadie intente desgarrarlo de nuevo… Con el tiempo aprendí que, en verdad, cerrarlo provocaba más dolor y amargura, cedía el poder al otro… Y, lógicamente, cuando no abres no permites que entre nada nuevo.

El miedo a menudo nos acorrala como un gato a un ratón. Nos aterrorizamos, perdemos fuerza, propósito y confianza… Nos entregamos totalmente a ese aparente caos del momento y no vemos nada más allá de lo que el temor nos muestra: una posible amenaza que, a menudo, ni siquiera es real.

En estos días se ha cruzado una de esas personitas que son, precisamente, como esa bocanada de aire fresco, capaz de reiniciarte desde su primer «Hola, querida Nur, ¿cómo has estado?».

Son personas ‘aire’, quizá no las ves, sin embargo, percibes su frescura, esa energía limpia y vivificante que te envuelve, regresándote a lo más profundo de tu ser, al amor que eres. También son personas ‘aroma’, pues su alma se expresa como una flor abierta, expandiendo su dulce fragancia sin discriminar a nadie, y en silencio. Son, además, personas bellas, como un paisaje idílico que se presenta ante ti, conectándote con lo simple y lo extraordinrio de tu propia existencia, son ese lugar cercano, al que siempre desearás regresar.

Son personas ‘milagro’, crecen a través de las dificultades y generan constante oportunidad y aprendizaje en tu propia vida… Porque, como tú y como yo, atravesaron su propia noche oscura del alma y eso nunca las derrumbó, al contrario, las motivó a seguir hacia adelante, en busca de la luz que hasta ese momento no se habían permitido descubrir dentro de ellas mismas. Hoy su propio brillo también ilumina al mundo.

Si reconoces a alguna de estas personas en tu vida, abre muy bien tus sentidos y abrázalas fuerte… No para retenerlas, el alma es libre, sino para respirarlas como quien se acerca al mar, con la esperanza de sentir paz y alivio, y para entregarles de vuelta tu calor y tu gratitud. No te pertenecen, llegaron a tu vida para recordarte una vez más que el día menos pensado puede ser hoy, que tu existencia no pasa desapercibida, que ese amor que algún día alguien no valoró regresará a ti en formas inesperadas… Y lo más importante: que cuando se cierra una puerta es momento de prepararse para abrir de par en par una ventana grande, ancha, sin rejas y absolutamente iluminada.

© Nur C. Mallart


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