Revista Diario
Las ganancias
Publicado el 21 julio 2012 por MamenodDije que no iba a hablar de la crisis y me he dado cuenta que sin ese tema me quedo muda. Y es que lo que está pasando en España me tiene más aturdida que el calor propio de la estación en la que vivimos.Me he sentado varias veces preparada para contaros cómo va mi vida, la historia de una novela que he escrito en tres semanas y con la que concurso en varios certámenes…en fin, cosillas de esas con las que entretener este tórrido verano que anda lleno a rebosar de sobresaltos.Pero es imposible. Me encuentro tan políticamente sensible a los devenires de España que no tengo manera de esconderme del tema. Además, tengo la impresión de que no sólo a mí me pasa, sólo hay que mirar alrededor para darse cuenta de que es el argumento principal de conversación en cualquier sitio y que no nos libra ni la playa ni la paella en Conil de volver una y otra vez a la paga extraordinaria perdida, a los derechos sociales usurpados y a la masacre voraz contra el parado “jodido “a lo Fabra, con perdón, que nos sirven en botella los telediarios a la hora fatal de la comida.Es duro lo que está pasando y tengo miedo del de verdad, del que te hace rechinar los dientes, cuando pienso en qué puede acabar todo esto. Pero también me siento esperanzada porque creo que la lección nos servirá para el futuro: Si la política se había convertido en una manzana podrida, tendremos que inventar un recurso que nos proteja en adelante de la corruptela y el engaño. Si los políticos quieren seguir viviendo de esa adicción que les apasiona, tendrán que aprender a hacerlo bajo la lupa de aumento de un pueblo que está harto de tanta prebenda y tanto privilegio.A partir de ahora no debería valer más aquello de “es que yo no lo sabía”, “a mí nadie me dijo qué”. Hay que tener muy presente que éstos están aquí porque más de la mitad de los que estaban en las manifestaciones los han puesto en el lugar que ocupan. No están sacando los pies más allá de lo que su política neoliberal tenía diseñado desde siempre, y no cabe duda ya, en esa forma de hacer campaña en la que les faltaba silbar mirando al cielo cuando alguien les preguntaba a micrófono abierto, qué era lo que estaban preparando para los que no pintamos nada.Pero creo que están recibiendo una buena lección, perplejos deben de andar las criaturas. Supongo que nos habían subestimado como pueblo y no deben dar crédito a lo que se les ha venido encima. Todavía a los mineros, pensarían, a esos los ampararán sus colegas o sus compañeros trabajadores con conciencia de clase. Pero a los parados ¿verdad? ¿Quién va a defender a un parado que al fin y al cabo no es más que un lastre? ¿Funcionarios? ¿Quién se va a atrever a apoyar a un funcionario con la mala fama que tienen?Y de pronto, la gente se echa a la calle con pancartas que dicen: “No somos de derecha ni de izquierdas, somos los de abajo y vamos a por los de arriba”. Los bomberos escriben “rescatamos personas no Bancos” y los policías le echan dos pares y aplauden, en un momento sin precedente en este país, a los manifestantes.¿Usted quería ser el representante de España no Sr. Rajoy? Pues ahí lo lleva. No le arriendo las ganancias.