Revista Diario

Las palabras hirientes

Publicado el 06 abril 2015 por Mamenod
Más de una vez -cada uno es como es, qué queréis que os diga- me entretengo en buscar en el diccionario el significado de las palabras hirientes.Ando siempre preguntándome, porque todavía no he hallado la respuesta, si son ellas solas las que pueden mutilar el alma, o si al igual que los cuchillos de doble filo o los revólveres del oeste,  las palabras permanecen inofensivas mientras están inertes, e inocentes mientras las dejamos inanimadas.Esa es la razón de mi búsqueda. Me apasiona encontrarlas allí, en el lugar donde nacieron, sin la contaminación lingüística de la frase de la que forman parte, ni el ruido de fondo del argumento que hace recaer en ellas su fuerza. Entonces, en ese momento de encuentro, me encanta el ejercicio de nombrarlas en alto, me apasiona comprobar la cadencia de su sonido y la negrura de su significado. Ignominioso, ruin, zafio...suenan hasta bonitas cuando se dicen al azar, sin pensar...lerda, desvergonzada...esas son peor sonantes, pero ni siquiera se acercan al daño que pueden infringir cuando van dentro de un párrafo.Últimamente las redes sociales se están convirtiendo en un campo minado en el que todo vale. Cualquiera, al amparo del cristal de una pantalla, aprovecha ese momentito de gloria que le permite un comentario para zamparse a gusto, sobre todo con el "políticamente" contrario. Parece ser que ahí no hay reglas de cortesía ni se tiene en cuenta el decoro. Reconozco que cada vez me cuesta más entrar al hilo de una conversación de cualquier tema, pero sobre todo del político. Y es una pena, porque soy de las que creen que siempre hay que darle una oportunidad a las palabras. Desgraciadamente, han hecho que no me merezca la pena tanto insultador gratuito con los que me acabo topando, tanto agresor de lengua locuaz que deja claro lo que esconde en el oscuro rincón de donde sale su agravio. Nunca los bloqueo, es superior a mí. Creo en la democracia, en la libertad de expresión y no me gustan las leyes que nos amordazan. A veces, incluso les permito sembrar en mi cabeza la semilla del malestar. De un tiempo a esta parte son muchas las veces que callo, y eso me hace sentirme del grupo cobarde de los que otorgan. Espero que las aguas se calmen y los cauces devuelvan su sitio al río. Mientras tanto, hoy, como muchas tardes, voy a leer en alto la palabra "impresentable" en la I de mi diccionario.Las palabras hirientes

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