Las profesiones

Beatriz Benéitez Burgada. SantanderUn día me cuenta mi amiga Rosa algo extrañada, que la profesora de su hijo mayor quiere hablar con ella. Algo relacionado con las profesiones, me dice. La fue a ver. Al parecer, habían estado en clase hablando con los niños sobre qué querían ser de mayores. Muchos de ellos, citaban los trabajos de sus padres: ¨yo de mayor quiero ser médico como mi papá¨.... Y le dice la profesora a mi amiga, que el niño dice que quiere ser limpiador o barrendero ¨como su papá¨. La profe no entendía nada, porque su padre trabajaba en el sector del turismo, nada ver con lo que decía el niño. Cuando, por fin, se dieron cuenta de lo que pasaba, no podían parar de reir. Muchas tardes, el niño hablaba con su padre por teléfono: ¨¿Cuándo vienes a casa papá?¨; ¨Enseguida hijo. Recojo los papeles y voy¨. Claro, nadie le había explicado que los papeles que recogía eran los de su mesa del despacho.
La hermana de este niño, sabía que yo era periodista. Y cuando tenía unos cinco años, pasaron por delante de un kiosko que hay frente a la Catedral de Santander y la niña dijo: ¨Mara mamá, ahí trabaja Bea¨. A mi hermana siempre le han gustado mucho los niños. Cuando era pequeña, y le preguntaban qué quería ser de mayor, siempre decía (refiriéndose a la persona que nos cuidaba), que ella quería ser primero ¨chica¨y luego madre. Las peques no tienen edad todavía para hablar de profesiones, pero todo llegará.
Lo cierto es que, cuando tenemos entre 16 o 18 años, a todos nos vuelven a preguntar qué queremos ser ¨de mayores¨. Y esta vez toca decidirlo, pero de verdad. Yo creo que muchos chicos ni lo saben. A veces porque no lo tienen claro, otras por inmadurez y otras porque les falta información. En el mejor de los casos, que es cuando lo tienen claro, dependen a su vez de un montón de factores: Que haya esos estudios en su ciudad, o que sus padres puedan costearles los estudios fuera, que les alcance la nota para acceder al módulo o la carrera que quieran hacer...
A veces me pregunto qué porcentaje de nosotros somos, profesionalmente hablando, lo que en realidad queremos ser. Supongo que pocos. No sé que puede hacerse para mejorar esto, pero es posible que se pueda trabajar sobre el tema y hacer que ese porcentaje sea, al menos, un poco más alto. Yo no puedo quejarme; Estoy entre los afotrunados. Aunque en general tengo muy mala suerte en los sorteos (debe ser porque no creo en el azar), esa lotería sí me tocó.