LENA, THEO Y EL MARMaría ParrTraducción: Cristina Gómez-Baggethun y Sergio DarocaIlustraciones: Zuzanna CelejNórdica Infantil264 páginas A partir de 9 años#prenda254
Lena, Theo y el mar es la continuación del exitoso Corazones de gofre. Los libros de Maria Parr tienen cientos de miles de seguidores en todo el mundo, y es considerada la nueva Astrid Lindgren. ¡A veces Lena puede ser realmente desagradable! ¿Por qué siempre lo hace todo tan difícil? Eso es lo que Theo, su mejor amigo, se pregunta. Este año va a ser especial. Tienen una nueva amiga, Birgitte, una niña muy dulce que viene de Holanda. Sin embargo, Lena tiene muchas razones para estar enojada: el nuevo entrenador de fútbol siempre la mantiene en el banquillo, el hermanito que anhela nunca llega y la expedición al mar con la nueva balsa resulta ser un fiasco. Y el abuelo… ¡Casi les da un susto! Esta es la historia de un año lleno de aventuras en Terruño Mathilde. Lena, Theo y el abuelo nos demuestran otra vez que pueden con todo.
María Parr es Theo. No comparten edad ni sexo, pero sabe meterse en la piel de un niño y contarnos lo que para él es importante. En Lena, Theo y el mar volvemos al Terruño Mathilde que visitamos con Corazones de gofre y a escuchar lo que su joven habitante nos narra. Volver allí es regresar a Lena, al abuelo, a Tommy del Muelle… Al colegio, a los campos y, en este caso, especialmente, al mar.
Lena es la vecina y mejor amiga de Theo. Son muy diferentes entre sí, pero tal vez por ello el tándem perfecto. Lena es impulsiva, alocada, yo diría que incluso a veces temeraria. Es… Lena. Y Theo sin Lena no sabe vivir, ¿o sí? Comienza un nuevo curso y con él una nueva alumna, Birgitte. Una niña holandesa que, junto con su peculiar familia (en Terruño Mathilde todo es peculiar), llama la atención de todo el pueblo y especialmente de los chicos, incluido Theo. La amistad entre nuestro protagonista y Lena se tambalea, pero también la relación de Theo con su entorno habitual. Con la llegada de Birgitte nada es como solía ser, aunque supongo que nuestros protagonistas se hacen mayores y… crecer trae cambios, ¿o no?
Lo que más me gusta de esta serie de libros es cómo tratan la amistad, la familia… Son novelas repletas de pequeñas aventuras o, muchas veces, travesuras (aunque nuestros protagonistas no sean conscientes en un primer momento de que lo son) pero, sobre todo, y lo que para mí tiene más peso, de relaciones. Pasa más entre ellos que a ellos y que el narrador de cuanto sucede sea un niño, con su lógica aplastante, sus interpretaciones, sus miedos… lo convierte en una lectura, para mí, maravillosa.
Que no importa el sexo para ser bueno en algo, que no debes seguir un camino única y exclusivamente por hacer feliz o gustar a otro, que a veces los miedos nos paralizan pero debemos aprender a enfrentarlos, que los deseos pueden cumplirse y que la amistad verdadera siempre acaba superando las pequeñas adversidades, son solo algunas de las ideas que María Parr desparrama en esta novela. Que todas estén transmitidas en primera persona por un narrador que comparte edad con los lectores a los que va dirigida esta historia, es uno de sus mayores aciertos.
Otros son los distintos modelos de familia que aparecen, la caracterización de Lena alejada de lo que es propio de una niña (¿acaso hay cosas propias de una niña?), el recuerdo siempre presente de los que ya no están y que también se tocaba mucho en Corazones de gofre, y el vínculo extraordinario e importantísimo que se establece entre abuelos y nietos.Pero en Lena, Theo y el mar, no solo hay que hablar del contenido, sino también del continente. La edición de mano de Nórdica Infantil no puede ser más bonita y las ilustraciones de Zuzanna Celej más acertadas y atractivas. Celej capta a la perfección ese paisaje característico del invierno en el norte de Europa. Un libro estéticamente frío que transcurre en la estación fría, pero que deja el corazón calentito.