Revista Literatura

Libro de amos (las visiones)

Publicado el 14 marzo 2012 por Farranz
1ª Visión: Las langostas
7, 1-3 El Señor Yahveh me dio a ver esto: He aquí que criaba langostas, al tiempo que comenzaba a brotar la hierba de primavera, que venía después de la siega del rey. Estas iban a acabar de devorar el verdor de la tierra. Yo dije:
¡Oh Señor Yahveh ten piedad! ¿Cómo va a sostenerse Jacob, siendo tan pequeño?
Y Yahveh se compadeció por esto: —No será así, dijo Yahveh.
2ª Visión: La sequía


7, 4-6 Esto me dio a ver el Señor Yahveh: He aquí que Yahveh se aprestaba a castigar con fuego; fuego que había de devorar el gran abismo e iba a consumir la heredad. Yo dije: ¡Señor Yahveh, cesa por favor! ¿Cómo va a sostenerse Jacob, siendo tan pequeño?
Y Yahveh se compadeció por esto y dijo: —Tampoco será esto.
3ª Visión: La plomada


7, 7-9 Esto me dio a ver el Señor Yahveh: He aquí que un hombre estaba junto a una pared con una plomada en la mano. Y me dijo Yahveh: ¿Qué ves Amós?
Yo respondí una plomada. El Señor me dijo entonces: He aquí que yo voy a poner una plomada en medio de mi pueblo Israel. Ya no le perdonaré más tiempo.
Serán devastados los altos de Isaac, asolados los santuarios de Israel, y yo me alzaré con espada contra la casa de Jeroboam.


4ª Visión: La canasta de los frutos maduros


8, 1-3 Esto me dio a ver el Señor Yahveh: He aquí que había una canasta de fruta madura. Y me dijo Yahveh: ¿Qué ves Amós?
Yo respondí: “Una canasta de fruta madura”
Y Yahveh me dijo: ¡Ha llegado el fin a mi pueblo Israel! No le perdonará ya más tiempo. En aquel día se trocarán en lamentaciones los cantos del Templo - oráculo del Señor Yahveh- muchos serán los cadáveres, que en silencio se arrojarán en cualquier lugar.
5ª Visión: Caída del santuario


9, 1-4 Vi al Señor en pie junto al altar, que dijo: ¡Rompe los capiteles y que se desplomen los umbrales! y abátelos sobre las cabezas de todos ellos, y a los que queden los mataré a espada: Nadie se salvará huyendo, nadie podrá escapar.
Si fuerzan la entrada del seol, mi mano de allí los sacará; si suben hasta el cielo yo los haré bajar de allí; si se esconden en la cumbre del Carmelo allí los buscaré y los agarraré; si se ocultan de mi vista en el fondo del mar, allí mismo ordenaré a la serpiente que los muerda; si se van al cautiverio delante de sus enemigos, allí ordenaré a la espada que los mate, pondré en ellos mis ojos para mal y no para bien.
COMENTARIO


Amós está considerado como un profeta de ruptura. Sabía que la corrupción había llegado a extremos insospechados y que la única solución era cortar de raíz (como el árbol dañado), para que naciera una nueva semilla.
En las dos primeras visiones, Dios manifiesta su voluntad de castigar a su pueblo con una plaga de langostas y una sequía. Amós intercede alegando la pequeñez de Jacob (el pueblo) y Dios le concede la suspensión del castigo.
La tercera y cuarta visión recogen el hecho de que ante la falta de voluntad del pueblo de cambiar de actitud, Dios no está dispuesto a perdonar ninguna infidelidad más.
La quinta denota la misma idea. Sin embargo, la imagen propuesta es distinta: terremotos, catástrofes y persecución del mismo Dios.
Amós además de anunciar los castigos divinos, explica al pueblo los motivos que impulsan a Yahveh a castigarlos.
En su denuncia, les hace ver una serie de pecados. De entre estos destacan cuatro: El lujo, la injusticia, el falso culto a Dios y la falsa seguridad religiosa.


ASPECTOS LITERARIOS


En primer lugar señalar que el Libro del profeta Amós es de una extensión limitada. Si bien, pese a esta limitación recoge la mayoría de los diferentes géneros literarios.
Centrándonos en el texto de las visiones, vemos que su redactado es en primera persona.
A resaltar:
Las cuatro primeras visiones comienzan con la misma fórmula “Esto me dio a ver el Señor”.
Las visiones están emparejadas manteniendo la similitud en los rasgos.
Las dos primeras el objeto de la visión (la langosta y el fuego) es de castigo y el profeta intercede y le es aceptada la súplica.
La siguiente pareja de visiones, el objeto que se hace servir en la visión no es negativo en sí mismo (la plomada y los frutos maduros); se sustituye la intercesión por la afirmación “ya no pasaré de largo”
La quinta es diferente a todas. El terremoto provocado por la presencia de Dios o una guerra de la que no podrá huir nadie, nos muestra la omnipresencia de Dios en la vida de su pueblo.
Pero a pesar de todo ello, el Señor no apartará su vista del pueblo aunque sea para mal.


ASPECTOS TEOLÓGICOS


La visión es un equivalente simbólico del oráculo profético. Las dos primeras visiones tienen en común la figura del profeta intercediendo ante Dios. En el centro de las mismas el relato de lo que podría ser un episodio trágico para la agricultura: la invasión de langostas y la sequía.
Estas plagas fatales para los cultivos pueden verse como un paradigma de los ejércitos invasores.
En la tercera visión, se hace referencia a “la plomada”; puede referirse a los desequilibrios que Yahveh encuentra tanto en la sociedad como en los aspectos religiosos. Es un aviso de destrucción de todas las estructuras socio-políticas injustas.
Una cuarta visión recoge un anuncio idéntico de juicio y castigo. Cuando el fruto está maduro, la estación está a punto de terminar o la proximidad del invierno está en el horizonte.
La madurez es el preludio de la vejez y la podredumbre. El gozo se transformará en llanto, el canto en silencio, la vida en cadáveres.
El juicio de Dios es inminente.
La misma imagen dolorosa y desgarrada de la vida se contempla en la quinta visión. El santuario de Betel símbolo del culto impuro y sin vida es hundido.
La ruina y la destrucción son el binomio sobre el que se basa esta visión.
El juicio divino es implacable; no es posible sustraerse a la presencia que acecha por todas partes. Dios.








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