Después de siglos sin actualizar, me paso fugazmente por este rincón con la canción de siempre: ¿adivináis? ¡Sí! Mi yo caprichosa y más pueril ha encontrado algo que os descorazonará (no por impactante sino por la evidencia de mi ya, peligrosa obsesión). Debéis saberlo: en un universo paralelo yo soy una monja y rezo todas las noches para que los niños malos y ricos crezcan sanos y fuertes. ¿Y sabéis que necesitan esos nenes para crecer fuertes, no?
Comerse toda la comidita
Sonreír:
Ser follaloveleables:
Y, simplemente, dejarme con esta cara de pánfila:
Por lo mismo, para que mis oraciones surtan efecto y mi gran amor crezca vigoroso, mi monja alternativa e interna, me pide a gritos comprarme este práctico utensilio:
El rosario definitivo.
Algún día, algún día.