Kristin Hannah es una de mis autoras favoritas, por lo que mucho tenía que torcerse la cosa para que esta historia no llegara a convencerme.
Si huyes del drama, este libro no es para ti. Pero si estás dispuesto/a a dejarte conmover, no puedes perderte esta novela o, mejor dicho, a esta autora.
Los cuatro vientos es una historia de resiliencia y supervivencia que nos muestra cuan expuestos estamos a variables totalmente incontrolables y a otras que dependen del grado de humanidad de nuestra especie que, demasiadas veces, es bien poca. Pero, sobre todo, es una historia de amor en el significado más amplio de esta palabra, ese que nos habla de la fuerza inquebrantable del vínculo entre madres e hijos, de la necesidad de creer en nuestras propias capacidades y de amarnos, del valor de la amistad, la importancia de la solidaridad y del esfuerzo común... Los cuatro vientos es una historia de esperanza, ese punto de luz sin el que es imposible seguir viviendo cuando estás rodeado/a de oscuridad.
Ambientada en un período histórico sumamente interesante y del que había leído muy poco. Kristin Hannah nos lleva a las Grandes Llanuras (Nuevo Mexico, Texas, Oklahoma...) en la época de la Gran Depresión. Una terrible crisis económica que asola el país desde el Crack del 29, unida a un horrible período de sequía y tormentas de arena, obliga a los habitantes de los estados afectados (granjeros en su mayor parte) a emigrar a California en busca de una vida mejor. Pero la vida puede ser muy perra, y esta novela nos recuerda el terrible drama de la inmigración, tan desoladoramente actual, y de la explotación.
Siguiendo la tónica de sus novelas precedentes, Kristin Hannah dibuja un elenco de mujeres fuertes, luchadoras y valientes. En este caso, Elsa, protagonista de esta historia, revela cuánto puede evolucionar un personaje, cuánto puede ofrecer a lo largo de una novela y, sin lugar a dudas, encarna el coraje de una madre. Pero no será la única, Loreda, Rose, Jean... muchas otras refutarán que en ningún caso son el sexo débil.
En una época en la que una pandemia ha dejado al mundo en jaque. Los cuatro vientos deja un bonito mensaje que habla de remar juntos, de que el río es largo y los pequeños avances cuentan tanto como la meta, de que no será fácil y muchos quedarán en el camino dejándonos un legado: la fe.
En definitiva, no me cansaré nunca de recomendar a esta autora, con aviso a navegantes de que estamos ante la reina del drama y de que todas sus novelas me estrujan el corazón.