Transcurrió el tiempo, desde,la marcha de Mini,ella se fue a finales de los 60
Nosotros nos fuimos haciendo mayores.Colegios,trabajo.Después unos que se casan y los del colegio al mundo laboral o universitario.
Es decir,crecimos.
Estas circunstancias tuvieron la consecuencia de que mi madre pasase muchas horas sola.
Acostumbrada al ruido y a la "calda" como diría ella, se empezó a sentir sola.
-Quiero un gato,que me haga compañía y que sea un Danés.
Danes-Es un siamés en el adorable y entrañable léxico de mi madre.
Mi padre no puso pegas, así que un domingo la llevamos al rastro de cascorro.
Estamos hablando de finales de los 70 principios de los 80,y en aquella época era legal.
Allí vio un gato marrón y blanco, que no era ni de cerca un siamés,pero el gato era para ella y ella lo eligió.
Y se quedo con el nombre de Danés, como no podía ser menos.
De Danés el mejor recuerdo que tengo era verle en la encimera, detrás de mi madre, con ese sol del mediodía entrando por la ventana de la cocina ,mientras mi madre le hablaba de sus cosas mientras cocinaba.
Y Danés a su espalda la escuchaba con atención
Los que tenemos gato sabemos que ellos tienen muchos dueños pero un solo "amo" si es que se puede decir que los gatos tienen amo.
Y este fue el primer caso que vi de esto.
La seguía por todas partes,y Danés no perdía la oportunidad de subirse a su regazo y pedirla mimos.
Pero un día Danés se puso enfermo,tenia piedras en el riñón
No tuvimos mas remedio que sacrificarle.
Y vi a mi padre y a mi madre, gente brava,luchadora,capaces de resistir los duros envites de la vida,llorar
Y estaban llorando por un gato,por Danés, su gato.
Esto me hace reflexionar:
Si tanta tecnología a mas de uno sus emociones no son mas que una mera aplicación de móvil.
Porque ni a ellos, ni a mi ni al resto de mis hermanos,jamas se nos ocurriría abandonar y mucho menos maltratar a un animal.
Quizás sea por esto,por lo que estoy contando en estos posts, que es ligarlos a mi infancia , a mi adolescencia .
Al recuerdo de mis padres, mis hermanos,mas tarde a la infancia de mis hijos y ahora a los de un viejo de 51 años,que como no tiene un gato rondando por casa.
Por eso tengo que darle las gracias a Danés por el cariño y devoción que sintió por mi madre y por cubrir sus horas de soledadla grandeza de las cosas sencillas