A las 2,30 de la tarde , el bullicio de los que eramos chiquillos, había abandonado las calles de mi barrio, una paz inusual reinaba entre esos pisos y casas.
Las madres se preparaban para bajar el cubo de la basura, porque el camión no espera.
Corrillos de mujeres con su mandil, chalando animadamente , como las comadres de un pueblo , envueltas en ese color tan especial que daba a las cosas, las tardes de otoño
Porque mi barrio , mi Vallecas , en esos momentos era como un pueblo, donde todos nos conocíamos , donde las penas , las alegrías , se corpantian
Y corriendo a casa, había que pregar los platos y volver a empezar , porque , los que un día fuimos niños , salíamos a las 5.
Entre ruidos de platos, por los patios de las casas bajas , por los descansillos de los portales .Por las ventanas, por las puertas se oía un grito
-Lucecitaaaa.
Empezaba la radionovela , que alguno día oí en mi niñez.
Se oía , en esa paz , previa al ruido , las voces de los actores, que contaban sus penas , haciendo la vida aquellas mujeres , mas llevadera.
A las 5 menos cuarto, había que salir , para recoger a los niños . Y en la espera, comentar el capitulo de ese día
Esa sintonia que todavía llevo pegada a mi oído , y un poco , a mi corazón , Porque forma parte de esos sonidos que me hacen recordar, esa infancia que un día tuve