Quiróptero es un vocablo de origen latino que significa “animal con alas en las manos”. Los murciélagos pertenecen a la orden de los quirópteros y, en la cosmología maya, el período comprendido entre los días 26 de julio al 21 de agosto es tiempo de luna del murciélago.
A despecho de la mala fama que ganaron producto de la asociación con incursiones nocturnas en busca de sangre para alimentarse, los mayas consideraron al quiróptero como la primera escala de la evolución en razón de su naturaleza instintiva. Por ser un animal de hábitos nocturnos se encuentra directamente ligado a la energía lunar, de la que abreva noche tras noche; si bien sin líderes naturales, en sombra pueden resultar controladores y exigentes.
La luna marca la conexión con lo ancestral para recuperar la sabiduría que proviene del origen de los tiempos, a fin de que emerjan de lo más profundo del ser aquellas cualidades que sustentan el espíritu. Para ello se requiere reconocer la influencia de las propias creencias, pensamientos y mandatos, a fin de purificar aquello que haga falta en el camino de la evolución personal, con conciencia de la necesidad de vibrar internamente e irradiar en consecuencia, ya que no hay unificación en el disimulo y la duplicidad.
La naturaleza primaria del murciélago invita a ir hacia adentro, a bucear en el interior de nosotros mismos para encontrar la conexión con las cualidades superiores que nos permitirán madurar espiritualmente. El silencio y el recogimiento diario de este tótem, cada noche antes del amanecer hasta la llegada del crepúsculo, constituye un hábito a imitar sumamente útil para la tarea de conocernos y purificarnos.
Dulces en L´Erbe
El domingo es un buen día para descansar, relajarse y luego incursionar a la hora del té en algún reducto gastronómico, a fin de degustar alguna que otra delicia dulce como premio por el ajetreo semanal.
Inmersa entre las ondulaciones bucólicas de Sierra de los Padres se encuentra L´Erbe, restaurante y casa de té que sorprende una y otra vez con la variedad de tortas, scones, alfajores y brownies, de considerable tamaño e inmejorable sabor.
Acompañados de un té de hierbas aromáticas servido en enormes teteras que desprenden un aroma irresistible, o bien con limonada fragante debido al jengibre que reposa en el fondo de la jarra, ya sea como corolario de una copiosa merienda o rematando un almuerzo sosegado, la mesa dulce de L´Erbe resulta una tentación a la que sucumbir sin culpas.
Nostalgias de Cancún
La rueda del tiempo se ha acelerado producto de los cambios que tienen lugar en el eje de la Tierra y los días se esfuman rápidamente; parece que fue ayer cuando arribamos a Cancún pletóricos de curiosidad por las sorpresas que nos depararía el destino elegido.
Si bien la Zona Hotelera de este paraíso mexicano resulta imponente en su diversidad, nuestro alojamiento destacaba aún en este entorno de ensueño, porque el hotel Riu Palace Las Américas fue nuestra morada durante estos días de vacaciones.
Los restaurante temáticos y el gran buffet, la piscina donde la vista se pierde en el turquesa del mar, los espectáculos nocturnos, hidromasaje y spa, gimnasio y deportes de agua…a ello se aduna la amabilidad del personal, siempre atento y dispuesto a ocuparse de cualquier inquietud o necesidad del pasajero.
Párrafo aparte para las habitaciones amplias con pequeña sala de estar y balcón, y un enome cuarto de baño aprovisionado de amenities: entre ellos, mi favorito fue el jabón masajeador de Lavarino Cosso con notas de bergamota y yuzu, originario del Piamonte italiano.