Un paciente personaje posa para permitirme probar el "ojo de pez" de Canon con parsimonia
Le pasean por las calles de la Villa. Y cuando su dueño va al mercado, le amarra a un banco cercano. Es buena gente, se le acercan y saluda a todos, con nadie se molesta. Es tan grande por fuera como parece serlo su corazón. Tiene una mirada intensa, que lo delata como uno de los personajes más nobles de por estos lares.
Y me sirvió como modelo ocasional para probar la característica llamada “ojo de pez” de mi cámara Canon – aun estoy empezando a familiarizarme con ella, se supone que es sencilla de usar, pero el manual tiene 175 páginas que aun no he completado su lectura (y hay otros manuales para el uso de software asociado e impresión ¿por qué tienen que hacer las cosas tan complejas?) En fin, como el protagonista de esta entrada ¡les pongo cara de perro! a tanta complejidad vendida como sencillez
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