Hay días, momentos, instantes en que el bosque que me rodea y en donde vivo se transforma.
Las puertas interdimensionales que lo conforman se abren cuando menos lo esperas y, entonces, mi bosque transmuta en ese espacio donde duendes, hadas, elfos, gnomos y silfos pasean, juegan y viven, felices, plenos y mágicos.
¿Qué pasa?
¿No te lo crees?
Pues haces muy mal porque aquí te traigo las pruebas de que mi bosque es, en realidad, un espacio encantado y encantador a la vez ...
Muy feliz y mágica semana para ti también...