Me encargan un trabajo urgente para entregar en dos días, pillo la gripe, me baja la regla y en ese justo, preciso y oportuno día. Se muere la nevera. Certifico que existen las manos negras. La vida a veces se vuelve mierdosa. Simplemente.
Le pido a mi chico que vaya él. Que elija él una nevera, que no me haga perder el tiempo. Que no me encuentro bien y encima no quiero perder toda una tarde en ir a buscar un electrodoméstico.
Además de que tenemos la peculiar diferencia que yo compraría el objeto más caro y chulo de la lista, sin mirar el precio y él el más económico, práctico y funcional. Él sí consultando precios. Por suerte somos complementarios. Porque dos como yo seríamos la bomba, no sé en qué sentido...
En fin. Que siendo tan diferentes me dice que he de ir, que no compra una nevera sin mi opinión... ok. Voy. A regañadientes. Lo reconozco.
Estamos en la sección de frigoríficos y la chica, muy amable, solícita y encantadora, nos explica las bonanzas de los diferentes modelos, marcas... yo ya voy con una idea fija, he visto la Súper Plus Premium Inox... la he visto y no le quito ojo. Mi chico empieza por lo obvio: el AA+ más barato, "¿Qué te parece?" "no me gusta nada!" respondo seca.
He de reconocer que una nevera es una nevera, cuadrada, con un asa, mayoritariamente blanca y que refrigera la comida. Pero cuando te llevan en contra de tu voluntad a comprar aunque sea un elemento indispensable para el día a día... tus prioridades suben enteros exponencialmente.
Y ahí estoy yo delante de la Super Plus Premium... accede, solícito, consultamos el precio: "no, princesa, esta no toca. Por nada del mundo toca esta."
Hago morros, me enfurruño, casi me cruzo de brazos, cual niñata consentida. Y me dice que ok al super plus Premium, pero no el inox. Lo compramos en blanco.
Le digo: - ¡si compramos el inox, me haces feliz!
- No, no toca. - aquí mi mente vuela: ¿qué es lo que no toca? ¿hacerme feliz?-
- Pues entonces tendrás 15 años de morros de la niña.
- No toca y punto.
Mi interior dice: "¡AH! OK!.............."
Acabamos comprando el blanco. Lo encarga, nos lo entregan en dos días.
Me voy a casa, no contenta, mucho menos satisfecha, con la inmensa sensación de haber perdido mi valioso tiempo para comprar una nevera blanca que va a estar en la cocina de casa todo su tiempo útil recordándome que no era a ella a quien quise. Que me enamoré de su hermana no de ella. No sé si podré soportarlo. Es que es mucho tiempo...
Para eso, yo me pregunto. ¿No podría haber ido él?
Birrita con amigas, para airear. ¡¡No podría haber cogido la inox... no!!!
Y una suelta: "pues vas y la cambias."
La idea suena en tu cabeza, como una locura, como un "me va a matar" en el fondo me da igual. Y ¿qué si se enfada? ¿Qué pasa? La próxima vez irá él. ¿No?
Al día siguiente. Cojo la factura y me planto en la tienda de neveras. Busco a la chica, me ve llegar. Me pone cara de alucinada, de flipada. De ¿qué pasó?
- Vengo a cambiar la nevera. Quiero la Inox. Él no sabe que estoy aquí. - su cara es un poema, se queda parada, dubitativa, temerosa. ¡¡Es buenísima, la situación!!!
- ¿No se enfadará?
- Y ¿qué pasa si enfada? - sus ojos se abren más si cabe. Está realmente flipando conmigo. ¿Qué pasa que nadie se repiensa la compra de un electrodoméstico y del grado de felicidad, frustración que la compra de un bien material tan voluminoso puede retornarle a lo largo de su vida útil? ¿Por qué pensamos que Apple vende tanto? No es porque sus ordenadores hagan cosas diferentes o estratosféricamente diversas que los pc's. es simplemente porque son CHULOS. PUNTO. Hay veces que compras cosas porque te gustan. Punto. Porque. No lo sabes. Pero te gustan. Es la esencia última del consumismo.
Me lo cambia. Y se asegura muy mucho de cogerse, apuntarse y marcar cual es de los dos teléfonos el mío. Porque por nada del mundo quiere llamarle a él. Y antes de irme y pagar la diferencia. No tanta. Creo yo. Para mi chico es muchísima.
Me vuelve a preguntar: "¿no se enfadará?" "no lo sé"
Llego a casa y le digo: "¡Ah! La nevera tardará una semana en llegar, el Inox tardan más en entregarlo."
Mi chico se me queda mirando:
- ¿la has cambiado? - abre los ojos-
- Sí. No me gustaba en blanco.
Creo que hasta no le extraña. Me conoce demasiado.
La nevera queda chulísima en la cocina.
Consumista
La Suelta.