Eres mi tesoro, mi mundo, mi vida...
Me abriste en canal las entrañas,
asomándote al mundo en mí.
Me llenaste de vida.
Experiencia brutal.
Me abraza la magia.
Te comería a besos. Eternamente.
Y no puedo dejar de mirarte.
Tu olor a ternura me embriaga.
Tu suavidad me derrite.
Me subyace.
Tu indefensión me alerta.
Me despierta.
Tu llanto me desarma.
Y no puedo dejar de mirarte.
Tocar tu carita de ángel.
Coger tus minúsculos dedos.
Que se pare el tiempo.
Esto es la eternidad.
Mi éxtasis. El cielo.
Y no puedo dejar de mirarte.
El dolor ya no duele.
La angustia se borró cual tiza de la pizarra.
Se recuerda, mas ya no duele.
Quedas tú. Ser indefenso.
Ternura indescriptible con olor a paz.
Dependiente de mi piel.
Orgasmo de sentimientos.
Emborrachada como estoy.
Que apaguen las luces.
Por mi la vida ya es.
Concentrada en un segundo.
Y no puedo dejar de mirarte
Que nadie ose acercarse. Llevarte.
Que muero. Mato. No soy.
Aparto la imaginación. El miedo.
Se me encoge el alma.
Y te abrazo. Te miro.
Te beso. Te beso.
Y el tiempo no tiene medida.
Quizá inmensidad.
Sólo tú, yo y el alba.
Acariciando tu rostro.
Tu piel de melocotón.
Te molesta la luz.
Abres un ojo, me miras sin ver.
Y no puedo dejar de mirarte.
Me deshago. Me fundo. No existe el tiempo.
Líquido insalvable.
Sólo tú. Y quizás yo.
¿Qué más da mi vida si tú no estás en ella?
Te necesito. Qué osadía. Qué miedo.
Cuanta ternura. Qué palabra.
Y me quedaré aquí mirándote.
Tuya
La Suelta.
¡Feliz día de la Madre!